viernes, 17 de abril de 2009

67. Tengamos el viaje en paz


Boris Izaguirre acaba de publicar Y de repente fue ayer, novela ambientada en la Cuba de Batista. En su promoción, el escritor, showman y chico-para-todo venezolano afirma no haber visitado jamás la isla caribeña. Es más, alardea de no pretender hacerlo nunca y cuestiona a todos aquellos que se sienten atraídos por esta peculiar nación a la que le queda de revolución lo que a mí de católico, apostólico y romano. Precisamente al hilo de estas afirmaciones me sobrevinieron las líneas que poblarán esta entrada.

Entiendo que existen, como mínimo, dos tipos de turistas, a saber: los que visitan países acomodados y los que se inclinan por estados que atraviesan serias dificultades. Particularmente, pudiendo elegir, soy de los primeros porque, aunque suene huero, cuando salgo de vacaciones no me reconforta en absoluto contemplar sufrimiento alguno a mi alrededor. De hecho, me encanta acudir a naciones que estén por delante de la que habito, pues siempre me atrajo rodearme de los mejores para aprender de ellos. Hasta la fecha había respetado a los que optaban por pasar sus días de asueto en países tercermundistas o en cuestionables vías de desarrollo, faltaría más; pero como con cierta frecuencia estos han criticado mi supuesta frivolidad ahora me corresponde despacharme a gusto y darles lo suyo.

Si lo piensas fríamente los que optan por visitar países pobres parece que disfrutaran contemplando sus miserias. Se vanaglorian de empaparse de su gastronomía, de sus costumbres, de sus monumentos; pero lo cierto es que luego ellos vuelven a casa por Navidad y el indígena se queda en su madriguera. Y encima debe agradecerle la visita al feliz turista occidental que ha dejado un puñadito de dólares con los que ir tirando. En muchos de estos estados incluso te colocan nada más llegar un biombo personificado en una pulserita de plástico que te permitirá recorrer el hermético complejo turístico diseñado para tu disfrute. Ni se te ocurra atravesarlo, pues entonces te toparás con la ropa sucia y los muebles viejos que no son tan dignos de contemplación. Sin embargo, algún esnob insiste en aventurarse hacia la cruda realidad nativa con el propósito de narrar su atrevimiento en alguna tertulia del primer mundo.

Otra cosa es desplazarse a estas naciones con dificultades por motivos laborales o labores humanitarias, lo cual admito y elogio respectivamente; pero que no me toquen el escroto esos que presumen de cosmopolitismo y nos tachan de sibaritas a los que preferimos el lujo las pocas veces que podemos pagárnoslo. Faltos de sensibilidad, fríos y calculadores, también he escuchado. En fin, a mí me parece que hay que tenerlos bien puestos para estar tomándote tranquilamente un té con pastas en una terracita de Calcuta al lado de un mutilado que acabas de sortear y junto a un sonriente niño de 8 años descalzo que ha estado 10 horas cosiendo balones de reglamento y te sonríe complaciente a fin de ganarse tus sobras. ¡Un poquito de por favor, oiga!

Almasy©




MAGNETO: "Vuela vuela"

2 comentarios:

QMPilar dijo...

Mucho me temo que suene a pelotilleo de lo habitual que resulta, pero no tengo más remedio que estar de acuerdo contigo, otra vez. Por muy atractivo que sea viajar, hay que hacer ciertos esfuerzos: decidir el lugar, buscar alojamiento, hacer maletas, meterse kilómetros en el cuerpo, dormir en cama ajena, incluso se dificulta a veces la sencilla tarea de ir al baño, dar buenas caminatas por aquel absurdo de querer verlo todo, decidir qué y donde comemos, ya no digo nada si además se viaja con una intolerancia alimenticia, alguna alergia o algún otro incomodo compañero, y volver con ganas de trabajar. Lo mínimo que uno puede hacer es moverse por sitios civilizados, con comodidades, y si puede ser con algún centro cercano del “Corte Ingles”, o similar. No me importa que me traten de sibarita consumista, ¡Que Cojones, son mis escasas vacaciones! Para ver miserias solo hay que prestar un poco más de atención en el día a día.

Anónimo dijo...

Oye, pero no sé q tiene q ver eso con lo de Boris. Osea, es q Cuba es tercermundista?
Efectivamente algunos deberían viajar a tales países para saber lo q es un denominado país tercermundista(por cierto esta palabra ya no estaba demodé?).
Y qué tienen q ver las pirámides de egipto con la más o menos pobreza actual del país?
Por cierto, q algunos simplemente tienen amigos o familia en esos países donde no kereis viajar, y ya de paso, por qué además de la visita no vas a conocer el país, la cultura y las costumbres del país de tus amigos o familia?
Oyana

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