viernes, 26 de junio de 2009

77. Discurso despedida 2º bachiller

Llegué al Rayuela en el curso 2006-07 y la mayoría de los aquí presentes me acogió en 4º de ESO como nunca me hubiera imaginado. Aterricé temeroso, contaminado tal vez por ese prejuicio infundado hacia el Rayuela que no se corresponde con la realidad y que afortunadamente se va extinguiendo. Pronto descubrí a grandes alumnos y mejores personas con las que compartí saberes, confidencias, risas y algún llanto también.

¡Qué fácil me lo pusisteis, condenados! Además, con muchos de vosotros tuve la inmensa fortuna de disfrutar un viaje por tierras italianas que a todos nos ha dejado gratísimos recuerdos. A mí personalmente, os confieso, de los mejores que jamás haya vivido nunca.

Con bastantes me embarqué por dos veces en la increíble aventura del teatro, corroborándome esta inefable experiencia que vuestra generosidad no conoce límites.

Hoy es un día grande porque voláis del nido para seguir construyendo vuestro futuro; pero es también un día triste porque nos vais a privar de gozar de vuestra mera presencia cada mañana. No puedo sino desearos la mejor de las fortunas y la feliz consecución de cuantos sueños y anhelos os ronden; pero al mismo tiempo admito sin tapujos que en este preciso instante me cuesta un triunfo desprenderme de vosotros. ¡Qué coño un triunfo!: que me aspen si hoy soy capaz de contener mis lágrimas, de ignorar vuestras vivaces miradas o de apartar la vista de las cálidas sonrisas que nos regaláis un día sí y otro también.

Siempre me habéis mostrado una actitud de agradecimiento que no acierto a comprender, pues soy yo quien está en deuda eterna con vosotros. De hecho, el tiempo que llevamos juntos no ha hecho sino confirmarme con creces la verdad que encierra esa máxima que Cicerón enunciara allá por el siglo I a. C.: “Si quieres aprender, enseña”.

Gracias de corazón por enseñarme tanto y tan bueno, gracias simplemente por aparecer cada mañana para permitir que me ganara la vida con lo que más me gusta hacer, tal vez lo único que creo que sé hacer. Gracias por contagiarme vuestro impetuoso júbilo a diario y por permitirme llegar a vosotros. Cientos de miles de gracias por todo y que viva mucho y bien la madre que os parió, bonitos.

Almasy©



Michael Jackson: "Smooth Criminal"


sábado, 20 de junio de 2009

76. Miscelánea

Sigan así

Ayer mismo me disponía a cruzar una calle cuando el disco enrojeció y tuve que pararme unos instantes. A mi lado aterrizaron dos micos de unos 8 años con sus respectivas carteras dispuestos a ingresar en el cole. Me quedé atento escuchándolos, pues soy de esa clase de raros que disfrutan simplemente atendiendo a las conversaciones de los demás. Cuando me esperaba algo tipo “¿viste ayer los Pokemon?”, la niña se descolgó con un sorprendente “¿qué tal llevas el control de mates?” Joder, hacía que no oía una frase de ese calado. El chaval no eludió el envite y aclaró “creo que bien, aunque me sé mejor las natus”. Ahí ya me meé por la patilla. Dos churumbeles ajenos a la pubertad manejando información harto trascendental a las ocho y media de la mañana. El semáforo entonces tornó verde y como si de un ciclón se tratase, los dos imberbes emprendieron una veloz carrera al sprint que estuvo a punto de dar con sus huesos en el suelo. “¡Es perfecto!”, pensé. Saben conciliar absolutamente bien su sentido de la responsabilidad y su afán por disfrutar de la vida. ¡Qué fácil y qué difícil!, ¿verdad?

Se hace por bien pero está mal

Era tradición del conductor solidario el darle largas al coche que se encontraba en sentido contrario si metros antes había pasado junto a un control de la guardia civil. No sé qué reforma del código de circulación catalogó este hecho como susceptible de recibir una sanción. Sin embargo, en el pasado puente de mayo un piloto que manejaba un BMW de color blanco tuvo ese feliz detalle para conmigo. “¿Qué cojones te pasa?” fue mi primera reacción; hasta que un kilómetro después me topé con un coche de la Benemérita apostado tras un robusto chopo. “¡Qué gentil!”, corregí raudo y veloz. Sin embargo, volví a recular y a convencerme de que la señal luminosa en cuestión podía y debía ponerse en entredicho. “¿Y si soy un kamikaze sediento de estamparme contra el primero que pase?”, “¿Y si portó algún juguetito explosivo?”… “Vamos, ¿que quién te manda a ti, pedazo de mostrenco, ir dándole las largas a nadie?”

Quijote por un día

Se despertó sobresaltado. Había leído hasta tarde y el ejemplar de El Quijote todavía reposaba sobre su regazo. Cerró los ojos durante unos instantes y evocó a su protagonista. Durante unos segundos consiguió ponerse en la piel del hidalgo caballero manchego y se vio gritando “carne” frente a una multitud que furiosa berreaba “pescado”. Se imaginó sacando los pies del tiesto y aferrándose al sentido común en un mundo de leyes. “¿A qué se sentido común?”, se cuestionó. “¡Al mío, qué cojones, aunque solo sea por una vez!” Abrió los ojos y se inició en su rutina mañanera; pero el recuerdo del sueño seguía presente. Se enfundó su aburrido y gris traje de oficinista y le dio continuidad a la fantasía nocturna. Mientras paladeaba una revenida magdalena durante el desayuno anheló disfrutar de lo inservible, empaparse de lo que todos claman que no tiene futuro, regocijarse con lo que siempre le fue vetado. Con o sin escudero fiel se supo artista por un instante y decidió enfrentar esa jornada al tecnócrata que disfrazado de molino escondía a diario un fiero gigante. Se propuso perseguir paraísos perdidos, reinos sin reyes y Dulcineas de toda índole y condición. Ese día iba a ser Don Quijote.

Almasy©

The Contours: "Do you love me?"


sábado, 13 de junio de 2009

75. Balance


Hoy se cumplen cuatro meses desde que viniera al mundo mi primogénita y heredera universal. Han sido y continúan siendo cientos de miles de emociones las que me invaden sorpresivamente a diario, pero considero que me encuentro en un buen momento para reflexionar durante unas líneas sobre lo acontecido. Sin embargo, y aunque solo sea por una vez en mi vida, intentaré que mis cavilaciones a este respecto no estén gobernadas por la razón sino por el sentimiento. Pretensión ciertamente complicada para el que suscribe, créanme, pues tal vez por mi condición de historiador con ínfulas científicas, he estado con frecuencia demasiado vinculado al movimiento de la Ilustración y su defensa a ultranza de la racionalidad. Empero, la llegada al mundo de Carla ha golpeado mis cimientos filosóficos y ha permitido que mis emociones inicien un despertar que sigue su curso. Lento pero seguro, que diría el otro, pues lo que lleva aletargado un tiempo conviene desperezarlo con suavidad.

Ella ha confirmado que ante determinadas circunstancias no cabe el raciocinio sino la pasión desenfrenada, que ante momentos concretos no ha lugar para el pensamiento sino exclusivamente para la acción. En definitiva, me ha permitido constatar que con excesiva frecuencia nos ocupamos simplemente de vivir la vida en lugar de sentirla con vehemencia. No les miento si afirmo que este hecho me ha descompuesto en ciertos instantes, hasta el punto de provocar que se tambalease de alguna manera mi cabal y ordenada existencia. Asimismo, está contribuyendo decisivamente a que me inicie en el cuestionamiento de esa máxima cristiana que reza que la caridad empieza por uno mismo. Hasta que llega un hijo, oiga usted. Y si no malo.

A tenor de lo expuesto puedo afirmar que me estoy convirtiendo en un acérrimo y ferviente seguidor del verbo RELATIVIZAR en su mejor versión; o sea, no es que todo me la pele a excepción de mi retoño, pero casi. Sobre todo cuando te percatas que una sonrisa suya liquida de un plumazo toda la cantidad de sinsabores que el día te haya deparado. Que su llanto solo invita a la atención ilimitada. Creo estar en proceso de recuperación de la grandeza de las necesidades primarias y a concederle el valor que se merecen nuestros ancestrales rudimentos físicos. “Dedícale uno a papi”, insto ceremonialmente a Carla a fin de que esta me regale un eructo tras haber mamado su correspondiente ración de leche materna. “Olé mi niña”, le jaleó cada vez que me regala un pañal bien cargado de excrementos y orines.

¿Qué se me cae la baba, dicen? A calderadas, queridos. Pero ¿cómo evitarlo?, si cada vez que su mirada se encuentra con la mía me pregunto si no estaré soñando. “¿Cómo que te parece mentira?”, me cuestionó la ginecóloga nada más traerla al mundo al percibir mi estupefacción. “Es de verdad y es tu hija”. Ahí queda eso. Ahora vas y lo cascas.

Almasy©


LA OREJA DE VAN GOGH: "Palabras para Carla"

(Digno colofón a mi moñez encoñada de la entrega de hoy)


viernes, 5 de junio de 2009

74. Europeas

Hace ya algunas entregas, y parece que fue ayer, manifesté mi posición ante las elecciones generales celebradas en 2008. En esta ocasión toca el turno a las europeas, a priori mucho más trascendentales que las nacionales porque, aunque no seamos muy conscientes, las instituciones de la UE gestionan cada vez más decisivamente nuestra vida cotidiana. Sin embargo, estos comicios huelen a abstención que tiran para atrás por muy diversos motivos que a continuación intentaré desgranar:

1. No nos engañemos, pero Europa no interesa a nadie. De hecho, la única identificación que a día de hoy un español puede sentir hacia un alemán es que ambos manejen el dichoso euro. Y para de contar. Ante este panorama, el proceso electoral europeo en la Piel de Toro no deja de ser una nueva batalla entre los acólitos del PP y los del PSOE en la que el ciudadano de a pie se posicionará por el interés te quiero Andrés. Que el alcalde pepero o sociata de mi pueblo me ha colocado al chaval en una multinacional de aúpa, pues arriba la gaviota o la rosa, según corresponda. También suele ser determinante para la introducción en la urna de una papeleta u otra el que me hayan asfaltado la calle en la que resido o que hayan abierto por fin el tramo de autovía que restaba para alcanzar más seguro y veloz el pueblo de mis amores.


2. La campaña política de los dos partidos con aspiraciones reales de victoria ha sido más gris y sucia de lo que nos tienen acostumbrados azules y rojos, lo cual ciertamente no anima a la participación. Sendas formaciones, muy en la línea de los regímenes dictatoriales de cualquier tiempo y condición, se mueven básicamente con programas en negativo; es decir, solicitan el voto de marras apelando a una patética máxima: “me tienes que votar no por mis propuestas, sino única y exclusivamente porque no soy como mi contrincante”. De hecho, me recuerda a esos seguidores futboleros que antes de interesarse por el juego y resultado del supuesto equipo de sus entretelas, preguntan si ha perdido su histórico rival.


3. El aparente bipartidismo que respiramos no es tal, pues ciertamente en multitud de políticas y registros, PP y PSOE son absolutamente idénticos. Tanto, que no es descabellado pensar en una posible fusión de ambos en una formación que podría llamarse PPOE. Si me apuras, últimamente el único rasgo diferenciador que percibo es que los peperos te dicen que van a joderte y te joden y los sociatas te dicen que no van a joderte y te joden. Esto último molesta especialmente porque a los primeros ya les tienes el culo preparado y te pilla menos de sorpresa. Vamos, que visto lo visto me decanto por el Partido de los Chaperos y Sodomitas haciéndome la siguiente composición de lugar: “ya que me van a poner el ojete como la bandera de Japón, por lo menos que lo haga un profesional”.


Almasy©

EUROPE: "The final countdown"