jueves, 31 de diciembre de 2009

97. Frenesí fin de año


31 de diciembre, 8 de la tarde. Comienza el baile de máscaras. ¡Abuela, saque los langostinos del frigo, que vayan templando! ¡Manolo, ponte a cortar jamón que luego te pilla el toro! ¿Cenamos ya? Todavía no abuelo, váyase usted a echar un dominó al bar para hacer tiempo. ¡Jonathan, ponte a montar canapés! Joer mamá, ¿y la Jessi qué? Tu hermana está atusándose el pelo, que luego va a salir, así que no me discutas. ¿Cenamos ya? ¡Qué no abuelo, ande siéntese a ver el fútbol un ratito! Pero si hoy no hay liga. ¡Manolo, ponle un partido grabado a tu padre! ¡Jonathan, no te vuelvo a repetir que te pongas a montar canapés! ¡Jo, mami, es que es muy difícil! Ni jo mami ni leches, pan de molde, salmón y unas gotitas de limón. Hasta el inútil de tu padre sabe hacerlo. ¡Ya estamos faltando, Amparo! ¿Cenamos ya? ¡Qué no papá! ¿Qué le pongo, la final de la Champions o la de la Eurocopa? No quiero ver fútbol, yo lo que quiero es cenar. Pues todavía falta un rato, así que acuéstese una siestecita que ya le avisamos nosotros. Amparo, pon el asado ya que luego no se churrusca. ¡Tranquila abuela, que estamos en mi cocina y aquí mando yo! Los viejos no valemos pa´nada. No murmure usted entre dientes que la he oído. ¿Mamá, qué tal me queda el vestido de noche? ¡Estás monísima Jessi, pero anda a quitártelo no te vea tu padre y empiece con lo de “A la niña se le ven hasta las anginas con ese escote”! Hombre, un poco zorrón sí que voy mami. ¿Amparo, monto la mayonesa ya? No abuela, que se corta. ¡Cielo santo qué tarde, si ya son las diez! ¿Cenamos ya? No abuelo, ande y enchufe la tele que empiezan los de “Martes y Trece”. Ahora son “Cruz y Raya”. Miento, ahora solo es Raya, que se han separado. Me da lo mismo que lo mismo me da. ¡Hala, todos a la mesa que se enfría el cordero! ¿Cenamos ya? Ahora sí abuelo, siéntese y póngase el mandil no sea que se manche, que luego me toca a mí lavarlo a mano. Total, si voy de trapillo. ¡Arrea! ¿Qué pasó mamá? Nada hijo, falsa alarma, creí que se me habían quemado los langostinos, venga todos al plato. ¡Qué rico está todo, tres hurras por la cocinera! ¡Hip-hip-hurra, hip-hip-hurra, hip-hip-hurra! ¡Coño, las doce menos cuarto, poned la tele y a pelar uvas to´Cristo! ¿Qué cadena? ¿La 1, La 2, Antena Trío, Telahinco…? ¡Nada de experimentos, cagüen Diola, la de toda la vida, La 1, que pa´eso la pagamos todos! ¡Pues yo quiero Telahinco, que sale la Belén Esteban! ¡Jonhy no me calientes, he dicho que La 1 y no se hable más! ¡Niños, id mandando los mensajes que luego se saturan las líneas! No tengo saldo, déjame el tuyo, papá. ¡Amparo, esta cría nos lleva a la ruina! ¡La Jessi no tiene saldo, la Jessi no tiene saldo, la Jessi no tiene saldo! ¡Virgen del amor hermoso, si no compré champán! ¡Jonhy bájate a los chinos y sube una botella! ¡Sí, ama! ¿Champán o cava? ¡Champán, cagüen Diola, a los catalanes ni agua! ¡Déjate de bobadas Manolo, champán o cava, lo que más rabia te dé! ¡Corre presto Frodo! ¡Mamá la Jessi me está haciendo burla! ¡Jessi no entretengas a tu hermano que llega tarde al recao! ¿Comemos las uvas ya? No papá, faltan cinco minutos. ¡Pero es que luego me atraganto! ¡Madre mía qué rica está la Igartiburu esta! ¡Amancio que te doy con la zapatilla! ¡Tranquila pichoncito, si sabes que solo tengo ojos para ti! ¿Comemos las uvas ya? ¡Los cuartos, los cuartos, que baja la bola! ¡Papá, el Jonhy me ha puesto once uvas aposta! ¡Jonhy que te meto, tengamos la fiesta en paz! ¡Papá usted empiece ya que luego no le da tiempo! ¡No, no, yo como todo el mundo! ¡1, 2, 3…! ¡Despacio abuela, que se fatiga! ¡4, 5, 6…! ¡Agua, agua, que esta uva no me pasa! ¡7, 8, 9…! ¡Ya verás, hoy al final a urgencias con tus padres! ¡No seas agorera coño! ¡10, 11, 12! ¡Feliz 2010!

Almasy©

CARTA A MIS REYES Y REINAS

Queridos Reyes y Reinas Magos de Oriente y Occidente, del Meridiano y de Septentrión, que hacéis posible esta bitácora con vuestras fieles lecturas:

Este año no he sido más bueno que los anteriores, pero tampoco más malo. Vamos, que me he mantenido en mi línea, así que me atrevo a pediros algunos presentes inmateriales con los que me sentiría plenamente satisfecho:

-Que sigáis siendo fieles a la lectura de cada entrega.

-Que os animéis a hacerme más comentarios así como sugerencias para nuevas entregas, bien a través del propio blog, bien a través de emails.

-Que puntualmente aviso vía email de la publicación de cada nueva entrega e insto a aquellos seguidores que deseen ser incluidos en mi lista de correo, me lo hagan saber.

-Que en la medida de vuestras posibilidades difundáis la bitácora allende nuestras fronteras: familiares, amigos, compañeros de trabajo, conocidos y hasta queridos o queridas si los tuvierais o tuvieseis.

Mil y una gracias

THE PROCLAIMERS: “I´m gonna be (500 miles)”

jueves, 24 de diciembre de 2009

96. Filete con patatas


En cierta ocasión de cuya fecha rehúyo acordarme, decidí personarme en la consulta de un nutricionista con la firme intención de que reeducara mis hábitos alimenticios y consiguientemente afinara mi ya de por sí despampanante figura.

Nada más ingresar en su habitáculo me instó amablemente a posicionarme en una de esas básculas supersónicas que te cantan peso, altura, índice de masa corporal, arrobas de grasas saturadas y, si se lo permites, hasta el código genético. A continuación sacó una especie de pinzas de barbacoa que en otro tiempo se habrían considerado instrumento de tortura de la Santa Inquisición por lo menos. Solicitó que me subiera la camiseta y se puso a darme unos infernales pellizcos en mis lorzas laterales, también conocidas como michelos, michelines y técnicamente abdominales oblicuos. El que los tenga, claro, yo de eso no gasto. En todo caso abominables.

Seguidamente se enfrascó con un portátil a introducir, supongo yo, los datos recabados sobre mi apolínea silueta, para concluir atrevidamente con un rotundo diagnóstico: “está usted en el umbral de la obesidad”. “Tócate los huevos”, pensé, “este cabrón me va a limpiar 80 euros por llamarme gordo a la cara y encima tengo que darle las gracias”.

La consulta pasó entonces al terreno del interrogatorio de los usos y costumbres gastronómicos. “¿Cuál ha sido la última vez que ha ingerido usted comida basura?”, me espetó sin preliminar alguno. “Pues esta misma tarde me he apretado un whopper completo en el Burger King con sus pertinentes patatas y bebida grandes”. “¿Es consciente usted de que para eliminar el exceso cometido necesitaría hacer un esfuerzo físico equivalente al que implica correr un Maratón?”, volvió a agredirme. “Pues va a ser que no tengo ni tiempo ni ganas de emular a Filípides recorriendo los más de 40 kilómetros hasta Atenas para anunciar la victoria de los griegos sobre los persas”, me respondí a mí mismo con mi mecanismo.

Tras el impertinente tercer grado, el menda sacó unas definitivas tablas malditas de combinaciones de alimentos prohibidos que ni las que le dio el Jefe a Moisés. ¡Cuál sería mi sorpresa cuando comprobé que el tipo me pedía destrozar matrimonios culinarios que llevan unidos desde tiempos inmemoriales! ¡Cómo se atrevía a semejante sacrilegio, si dichos alimentos están tan absolutamente fusionados que parecen uno solo! De hecho, me atrevo a proponer a la RAE que los considere palabras compuestas. Me refiero, verbigracia, al filete-con-patatas-fritas, los macarrones-con-chorizo, los nachos-con-queso o nuestros tradicionales churros-con-chocolate. “¡Separatista gastronómico!”, estuve a punto de gritarle.

Pero lo que verdaderamente me tocó el alma y el buche fue cuando ese que llaman nutricionista y yo propongo rebautizar como negrero, se atrevió a orientarme incluso en los platos que debía pedir si salía a cenar fuera de casa. “Tiene usted que acostumbrarse a comer pescado y verduras cuando sale por ahí”, me lanzó sin tapujos. Con esto ya no pude contenerme y me vi en la obligación de saltar: “¿Pero qué me estás contando? Si para mí las palabras cena con los amigos son absolutamente sinónimas de mollejas-pulpo-un Rioja o dos, depende del día-solomillo poco hecho a la pimienta-tarta de queso-cortado con dos de azúcar y chupito de hierbas para rebajar. Lo siento mucho, me he equivocado de sitio. Venía a perder unos kilillos, no a trocar una esclavitud por otra. Ta´luego Lucas".

Almasy©

Rafa-él: "El Tamborilero"


viernes, 18 de diciembre de 2009

95. La Casta

No me gusta especialmente escribir sobre política ni sobre políticos, que no es lo mismo; pero acabo de leer La Casta. El increíble chollo de ser político en España, de Daniel Montero, y considero oportuna una reflexión que apacigüe las ganas que me han entrado de potar. También entiendo que, me guste o no, la política forma parte intrínseca del negocio y que no por negar la mayor va a extinguirse como por arte de birlibirloque. Siempre ha estado ahí, está y seguirá estando cual Midas reinante, con la diferencia de que la política todo lo que toca no lo convierte en oro sino en mierda. Otro buen motivo para evitarla es que me ha hecho discutir amargamente con gente a la que aprecio, hasta el punto de tener que resolver el enfado y la consiguiente reconciliación con un “Prohibido hablar de política, ¿vale?”. Triste, ¿verdad? De hecho, frases como esta me confirman la ancestral, crónica e irresoluble falta de entendimiento del ser humano por mucho que apelemos al diálogo.

Por otra parte, no se puede obviar que todos llevamos dentro una mente política más o menos desarrollada y dispuesta para proponer la resolución de cuantos males habitan entre nosotros: “Si me dejaran a mí, lo arreglaba rapidito”. Para muestra un botón que afecta a esta bitácora: muy a mi pesar, el mayor número de comentarios que han suscitado las entregas que la componen han sido aquellas con temática eminentemente política. Así es y así se lo cuento.

La Casta es un serio y riguroso trabajo de investigación periodística que denuncia los abusos, injusticias y tropelías cometidos por las cerca de 80.000 personas que viven de la política en España. Bien, no exageremos, supongo que las 80.000 no se sumarán a la fiesta, pues siempre hubo justos en Sodoma. Y también en Gomorra, digo yo.

El abanico es extenso y de este no me quedo con los casos de corrupción más mediáticos, pues estos son supuestamente ilegales y supuestamente perseguidos si se descubren, sino con las prebendas legales cuasi estamentales con las que cuentan los que dicen desvivirse por servir al ciudadano. Muchas de ellas más propias del Antiguo Régimen que de las sociedades aparentemente liberales en las que habitamos. Pensiones vitalicias con apenas unos años de servicio, compatibilización de múltiples cargos y sueldos a un tiempo, dietas estratosféricas, condonaciones de deudas por parte de bancos y cajas por la cara bonita y una manga ancha de esas que ralla las tripas para pulirse el dinero de los contribuyentes prácticamente sin justificación alguna. Móvil, viajes, trajes, coches oficiales, joyas y comilonas simplemente porque yo lo valgo. Como la morenaza de L´Oréal. Y eso que la mayoría de los miembros de la Casta firman unos códigos deontológicos de buen gobierno en los que se comprometen a no excederse en estas cuestiones; pero claro, en la España de 2009, los códigos deontológicos, como la palabra de honor, valen lo mismo que tener un tío en Filipinas. Para nada. De lo contrario que me expliquen si en estos códigos de supuestas loables intenciones se contemplaría, por ejemplo, que Gallardón viaje en un carro valorado en 591.624 euros, más costoso que el del mismísimo Barack Yes we can Obama – 330.000 euros el del mandatario hawaiano, que ya está bien – o que Zapatero sea el único presidente de la Unión Europea que financia sus opíparas vacaciones estivales con dinero público. Y el descanso de nuestro Pepe Luis no es moco de pavo. Concretamente el de 2005 en “La Mareta” (Lanzarote), donde el presi pasó tres semanas, nos salió por un pico que rondó los 500.000 euros entre pitos y flautas. Será legal, muy cabrones míos, pero inmoral que te rilas. ¡Qué coño! ¡Es legal simplemente porque vosotros os habéis encargado de que lo sea, pues los universos de la razón y del sentido común los desestimarían sí o sí!

Tras su lectura uno no puede evitar pensar en los 35 años que se le exige cotizar para poder optar a una pensión digna con la que pagarse la limpieza de ojete en alguna residencia geriátrica de las afueras, en que como se te ocurra desempeñar legalmente dos curros a la vez Dña. Hacienda te peta el culo en la declaración, en que lo más parecido a una dieta que conoces es la cesta de Navidad de tu jefe – si la hubiera o hubiese– y que en tu sucursal bancaria si mientas la palabra condonación te mandan a una farmacia a comprar preservativos.

Penúltima vez que escribo sobre política, lo juro.

Almasy©



EVANESCENCE: "My inmortal"

viernes, 11 de diciembre de 2009

94. Puente de la Constitución

7 de diciembre. Amanece un día destemplado y lluvioso que invita a guarar en casa; pero el caso es que el cuerpo me pide aire fresco, así que preparo los bártulos para una escapadita mañanera. ¿Dónde vamos? Las posibilidades son reducidas si tenemos en cuenta que el lote viajero cuenta con una bebé y un cojitranco amarrado a unas muletas no precisamente taurinas. ¿Centro comercial o Congreso de los diputados? No hay mucha diferencia, no se crean, pues ambos albergan empleados dispuestos a sacarte los untos. Finalmente nos decantamos por el Centro Comercial Xanadú. Próximo, bien equipado para los críos y repleto de locales en los que pulirte los dineros que ganas y los que no. Además, supuestamente es laborable, así que debe haber cuatro gatos y un ciervo. Craso error de cálculo, querido Watson. Riadas de plebe motorizada petan el acceso a nuestro destino. ¿Pero no eran los profesores los únicos que disfrutaban de todos los puentes, acueductos y vacaciones habidos y por haber? Y un cojón de pato mareado. Apuesto una meninge a que hoy solo deben currar en España los dependientes del citado Xanadú. También se nos complica el estacionamiento del vehículo. Otra mala señal, sobre todo teniendo en cuenta que son las 9.30 horas in the morning. Los atascos en esta ciudad de locos, amén de indefectibles, ya no respetan ni los madrugones. Nueva odisea para conseguir el primer café de la jornada en una de esas franquicias de hostelería con el encanto en el orto. Encima me lo han puesto sin la espumita de rigor. Vamos de culo y contra el viento. Si lo sé me lo tomo en casa. Mientras hacemos que desayunamos siguen desembarcando reatas de gente. Algunos vienen equipados hasta con bolsa de viaje para pasar el día. ¿Qué será lo próximo? ¿Acampar en el parking? ¿Traerse neverita, paellera y barbacoa para ponerse manos a la obra en mitad de alguno de los vastos pasillos de la instalación? ¿Calentarse el tupperweare con los filetes empanados en el microondas de la sala de lactancia?

Me detengo a contemplar el gasto del personal y el caso es que no se corresponde con la ingente cantidad de consumidores en potencia que pueblan la estancia. Mucha mirada, mucho paseo, pero poco echar mano a la faltriquera. Los dependientes, por su parte, más atareados en la limpieza de suelos y estantes que en la facturación de compras. “Buenas, ¿puedo ayudarle?” “Solo estoy echando un vistazo, gracias”. Concluyo que la crisis habita entre nosotros, no hay duda, y que pasar el día en los centros comerciales ha sustituido las tradicionales incursiones a la sierra. ¡Bye, bye, Navacerrada!

Y todos, en mayor o menor medida, hemos sucumbido a la llamada de la selva. Beeee, dice el adocenado borrego. Nuestros esfuerzos por desmarcarnos de la masa han resultado estériles. Sí amigo, no mires para otro lado como si la cosa no fuera contigo. También tú estás en este ajo globalizado que tanto repite. ¿O acaso puedes jurar que no has puesto tus pies y tu fina estampa en algún centro comercial o similar en el último mes? No mientas picarón, o Pinocho será el portador de una discreta napia si la comparamos con la que va a crecerte a ti.

Ahítos y con el ánimo tocado por mor del fatal desarrollo de nuestras evoluciones, decidimos poner pies en polvorosa antes de lo previsto, no sea que además de la ñorda de jornada que llevamos, todavía pillemos caravana de retorno. La próxima vez toca Congreso. O mejor: me quedo en casa.


Almasy©


HECHOS CONTRA EL DECORO: “La llave de mi corazón” (BSO Barrio)