lunes, 31 de agosto de 2009

79. Septiembre


Algunas mentes turbias y contumaces siguen defendiendo que el año comienza todos los 1 de enero tras las 12 uvas, el programita televisivo de variedades de turno, el concierto de no sé quién y los saltos de esquí de no sé dónde. Mentirusco gordo atao´ con piedra. El año, se mire por donde se mire, arranca en septiembre, pues son infinitas las andanzas que se inician o concluyen con la llegada del noveno mes. Y como no me gusta parlar al pedo, a los siguientes hechos me remito:

En septiembre vuelve la guarde, el cole, el insti y hasta la uni y los padres respiran tranquilos tras algunas semanas de soportar a los vástagos que un día se supone decidieron concebir voluntariamente. Poco importan los precios del material escolar que debe adquirirse y la costosa renovación del vestuario con tal de que las criaturas retornen a la actividad académica y pasen el menor tiempo posible en el hogar. “¡Venga bonito, que te aguanten tus profesores, que para eso les pagan!”

Con la llegada de septiembre se pone para la mayoría punto final al veraneo, a las vacaciones estivales, a la temporada del chiringuito, a la cervecita fría, a las merendolas pantagruélicas y a las maratonianas jornadas playeras pertrechados con sombrilla, tumbona y neverita. Concluye también el período de libertad, desinhibición y anonimato que todos nos permitimos al menos una vez al año, ¡que no hace daño!

Se inician además las interminables colecciones de Planeta Agostini. Desde dedales y relojes que luego no sabes dónde meter, hasta la construcción de este helicóptero militar norteamericano compuesto por cientos de miles de minúsculas piezas que o bien sueles abandonar por aburrimiento, o bien cuando echas cuentas y te percatas que casi te habría costado menos comprarte el de verdad.

Vuelven también los políticos a la actividad, si es que esta profesión tan denigrada, que no denigrante, comporta efectivamente actividad alguna. Bien pareciera que hasta las catástrofes hicieran un ligero kit kat en julio y agosto, pues o no abundan en verano o no nos enteramos, a excepción, eso sí, de los clásicos incendios pirómanos y los atentados de esa banda terrorista de cuyo nombre no quiero acordarme. Que no es poco.

Por otro lado, se acaban los culebrones de fichaje futbolísticos y la sucesión de noticias tan trascendentales como: “Cristiano Ronaldo se ha afeitado con cuchilla desechable por primera vez y se le ha infectado un poro” o “Messi se rompe una uña del dedo gordo del pie izquierdo mientras se duchaba con agua tibia”; dejando paso al inicio del Campeonato liguero, la Champions, la UEFA o lo que queda de ella y hasta la liga del barrio.

Retorna también la tiranía del móvil, el reloj, la agenda (ahora PDA), los atascos mañaneros, el bocata del recreo y los siete cafés al día para superar estoicamente la esquizofrenia en la que habitamos la mayor parte del tiempo.

¿Y bien amigos? ¿Qué me dicen? ¿Comienza o no comienza el año en septiembre?

Almasy©



MECANO: "El 7 de septiembre"