"Camino de Santiago dando un rodeo del carallo" se estrenará el próximo 25 de abril en doble función en el teatro Villa de Móstoles. La sesión de las 12 h está completa por alumnos de otros institutos de Móstoles. La sesión de las 18 h está abierta a cualquiera que desee pasar un buen rato viendo cómo nuestros jóvenes tienen un potencial que se caga la perra.
Son las 0:23 de
la madrugada cuando me dispongo con estas líneas. Mis retoñas duermen y se
respira calma chicha en el hogar. Con la noche bien cerrada, una ligera
duermevela invadiéndome y el olor a primavera asomando por mi ventana no puedo
quitarme de la cabeza que el próximo 25 de abril verá la luz mi 6º musical
desde que aterricé en el Rayuela, uno por año, ¡madre del amor hermoso! Ya
tengo callo y bien pareciera que los nervios y la ansiedad no tuviesen permiso
para asomar, y sin embargo lo hacen. Menos mal, porque creo que eso significa
que sigo respetando lo que hago. Y otro año más diciendo lo mismo a estas
alturas de la película: “este año es el último”. Pues eso, para no perder la
costumbre: “este año es el último”. Eso sí, por primera vez en todo este tiempo
me dispongo a reflexionar por escrito sobre la experiencia que supone antes de
que vea la luz. Creo que resulta harto consecuente con el mensaje que intento
darle a mis chicos: no importa tanto el producto final como el proceso que
conduce a él. Dicho de otro modo, quiero ganar, no cabe duda, pero no de
cualquier manera. Quiero hacerlo jugando bien. Me sobrevienen a la cabeza precipitadamente
las primeras reuniones, las primeras expectativas, los cientos de emails
cruzados por el camino, los cuadrantes de ensayos imposibles, los rostros
frente al espejo buscando que no se pierda el paso, el palpitar de las músicas y de los corazones, el bocadillo a medio comer
porque me toca bailar, las prisas, el que no llego, el que me regañan como falte, el temido ultimátum de Jaime, las sonrisas al final del día haciendo lo que más me gusta, lo que me saca de la rutina, de los problemas vividos y por vivir, lo que me insufla ese aire que necesito para seguir adelante...
Quiero que salga
bien, ¡cómo no iba a quererlo!, incluso mejor que bien si es posible porque
considero que se ha trabajado para que así sea, pero ante todo y sobre todo,
independientemente del resultado, me quedo con la ilusión del camino, con el
esfuerzo depositado tanto por los que han dirigido como los que han sabido
dejarse dirigir, con el espíritu de equipo que ha reinado, con la convivencia
de chicos y chicas desde 12 a más de 20 años durante unas sesiones de ensayos
en las que como por arte de birlibirloque se borraba la fecha de nacimiento en el
carnet de identidad para comportarse como un solo ente. El de Fuenlabrada con la de
Móstoles. La de Getafe con el de Alcorcón. El de Leganés con la de Parla…
No me puedo
olvidar tampoco de las dudas, de los llantos, de las lesiones, de los desalientos, de los nervios a
flor de piel en algunas ocasiones, de más de un enfado y de más de una bronca,
de los que no han llegado hasta el final por abandono voluntario o involuntario... Y no me puedo olvidar porque
también forman parte del negocio que supone caminar. ¡No todo iba a ser de
color de rosa!
Y soy incapaz de
rescatar un solo nombre concreto, pues hace un rato, preparando el listado de
los que estáis inmersos en este tinglado, me salen 102 almas sin contar la mía.
¡Cristo del Gran Poder, lo mío son las marabuntas al cubo y lo demás son
tonterías! ¿Cómo entonces significar a uno solo pudiendo quedarme con agradecer
a los 102 integrantes que me hayáis dejado conduciros hasta aquí? Pues eso, pase lo que pase: ¡GRACIAS A TODOS DE CORAZÓN!
Almasy©
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