viernes, 28 de marzo de 2008

21. Me niego a... "Física o Química"



     No me considero de esos que opinan gratuitamente. De hecho, me gusta informarme previamente antes de emitir juicio alguno, siguiendo así las instrucciones gastronómicas que me diera mi progenitora en mi más tierna infancia: “¿Cómo sabes que no te gustan las acelgas si no las has probado?” Por este motivo no quería criticar la serie televisiva a la que me voy a referir sin antes haber visionado al menos un par de capítulos (confieso que también intenté abordar un tercero pero sin éxito, pues el cabreo y el sopor me invadieron hasta el punto de impedirme terminarlo). Les sitúo por si hubiera todavía algún despistado: noche de los lunes, a eso de las 22.30 horas, Antena 3, “Física o Química”, teleserie que dice recrear sin rebozo alguno el universo adolescente actual, o al menos eso he leído proclamar a los cuatro vientos tanto a sus guionistas y productores como actores. Yo por mi parte me niego a asumir como propios los estereotipos, historias y mensajes que dicho programa hace públicos con insultante facundia. Y me niego fundamentalmente porque si los responsables del producto en cuestión simplemente se consideraran como creadores de una ficción televisiva sin más, tendría que limitarme a cerrar mi bocaza. Ficción es ficción y punto. El problema radica en que, como les he anunciado, la serie osa a presentarse como una visión fidedigna de la vida cotidiana de nuestros jóvenes. Aquí también tengo un problema que no es baladí: “¿qué es ser joven?” La cuestión es primordial porque impondrá que yo pueda expresarme en 1ª persona del plural: “Los jóvenes somos…” o que deba recurrir a la 3ª: “Los jóvenes son…”. Treinta una canículas a mis espaldas, ¿qué les parece? La estadística demográfica indica que se es joven oficialmente hasta los 14, pero me van a permitir que por ahora me incluya en el saco de la juventud divino tesoro. Y lo primero que se me antoja es que los jóvenes no somos así y que la seriecita de marras ofrece una espuria a la par que distorsionada imagen de nuestro ser y estar habitual. Me niego a admitir, por ejemplo, que nuestro ocio se reduzca al consumo de surtidos de estupefacientes varios y la organización de salaces orgías. ¡Ya nos hubiera gustado a más de uno fundamentalmente eso de las orgías! Asimismo, me niego a aceptar que abunden en nuestras cuadrillas de amigos los macarras drogadictos-xenófobos-machistas-homófobos (lo tienen todo los angelitos), que nos droguemos en los baños del instituto un día sí y otro también o que nos lo montemos con nuestra “piba” en algún cuarto oscuro del mismo. No hablamos con el móvil en clase, ni le contamos al profe abierta y procazmente nuestra última experiencia sexual, así como tampoco nos expresamos continuamente así, ni bien ni mal, sino raro: “Jo tía”, “Jo tío”, “No me ralles”. Y entiendan que no me niego a asumir todo esto por pura moralina conservadora, simplemente es que no me reconozco ni a mí ni a la inmensa mayoría de mis alumnos (sobre los profesores de la serie y su imagen de estólidos peleles sin personalidad definida no me meto porque soy parte interesada y absolutamente subjetiva por eso de pertenecer al gremio).
     Sin embargo, a pesar de todo lo apuntado, “Física o Química” es líder de audiencia en esas noches televisivas de los lunes, motivo por el cual me tengo que volver a negar a algo, en este caso a reconocer que la mayoría siempre tenga razón, aunque disfrute, eso sí, del derecho a visionar lo que se le ponga en sus santísimos cojones (que diría el también televisivo Don Lorenzo), ¡faltaría más!

Almasy©



SERRAT & SABINA: "La del pirata cojo"


viernes, 7 de marzo de 2008

20. Votar o no: el desenlace



In memoriam de Isaías Carrasco, asesinado en el día de hoy.


     Lo prometido es deuda amigos y allá por el día de los enamorados os insté a echarme un cable en eso de acudir a las urnas o no el próximo 9 de marzo. Advierto que, salvo contadas excepciones, no habéis sido nada disciplinados, ignorando en la mayoría de las ocasiones el formato correo electrónico para hacerme llegar vuestras aportaciones. Empero, sí es cierto que subrepticiamente todas y cada una de vuestras manifestaciones –vía email, comentario bitacorero u oral– me han permitido extraer ese comprometido “grandes éxitos” de sugerencias a favor y en contra de ejercer mi derecho al voto. Como también juré no revelar vuestros nombres y no quisiera condenarme, procedo a reproducir las aportaciones que me han causado un mayor impacto disfrazando vuestras identidades con nombres de mi cultura televisiva infantil. Advierto que las citas no son literales en la forma pero sí en el contenido, habiendo retocado yo mismo el estilo de algunas de ellas a fin de que resultaran más atractivas y aportado otras de mi cosecha propia (para eso es mi blog, ¿no? y aquí a lo que hemos venido es a hablar de mi blog):

A FAVOR DEL VOTO

-DON PIMPÓN: Por respeto a cuantos lucharon o simplemente no disfrutaron del derecho al voto durante mucho tiempo.

-ESPINETE: Porque actualmente parece ser el único resquicio con el que elevar nuestra voz en dirección a los tímpanos de nuestros gestores.

-NIEBLA: Porque aunque nunca me presentaría a un proceso electoral ni dedicaría un solo día a hacer campaña, sin embargo prefiero que haya elecciones a que no las haya (por edad, tengo incluso algún recuerdo de cuando no las había y era mucho peor que esto). Así que, si quiero que haya fiesta y no toco en la orquesta, al menos bailaré entre el público.

-HEIDI: Porque no me da lo mismo que gobierne el PP o que gobierne el PSOE. Con las miserias de cada uno, con los sapos tragados en cada ocasión. Con todo y con eso, tengo clarísimo que prefiero que gane uno de los dos. Porque uno, en el día a día, me come la moral y mueve las fichas hacia donde yo ni voy ni quiero ir. El otro mira para donde yo, aunque haya ocasiones en que no vemos lo mismo.

-CHANQUETE: Por diferenciarme de los violentos que solo entienden del estruendo de sus pistolas y/o bombas para hacerse notar.

EN CONTRA DEL VOTO

-LA ABEJA MAYA: Porque la abstención, sobre todo si es consciente, es una opción más perfectamente válida, mientras que el voto en blanco es tan absurdo como acudir a un sitio para decir que no tienes nada que decir. La pena es que cada voto no emitido no tenga su correspondencia con escaños vacíos en el Parlamento para hacer público nuestro descontento con la clase política.

-OLIVER: Porque te arriesgas a emitir el mismo voto que otros seres humanos con los que a priori no compartes absolutamente nada y eso podría repercutir severamente en tu salud mental.

-BENJI: Porque si bien sería harto peligroso determinar cómo y quién distingue el peso de los votos, resulta cuando menos chocante que el tuyo valga lo mismo que el de personajes tales como Anita Obregón.

-TRIQUI: Porque se cuentan con los dedos de una mano los votantes que verdaderamente conocen el ideario del partido al que votan, de tal forma que las elecciones no dejan de convertirse en un pequeño-gran acto social en el que participamos sin informarnos convenientemente.

-WILLY FOG: Porque los tripartitos de la desinformación (Ser-Cuatro-País vs. Cope-Antena 3-Mundo) nos calientan interesadamente los cascos de tal manera que en todo proceso electoral se respira un clima de tensión y de violencia verbal que se me antoja ciertamente desagradable y contraproducente para el buen entendimiento.

-EPI: Porque últimamente el abismo entre las altas instancias y el ciudadano de a pie es tal que siendo sinceros no podrías establecer grandes diferencias en cuanto al devenir de tu vida cotidiana gobierne quien gobierne. Afortunadamente, que diría aquel, los políticos no son tan importantes como piensan: los de la derecha llevan a sus hijos a colegios de pago y los de la izquierda también.

-BLAS: Porque la política ha dejado definitivamente paso a los banqueros, de tal forma que no importa quién gobierne, pues no se trata de lo que prometan hacer sino de lo que les dejen los amasadores de fortunas.

-COCO: Porque eso de la lucha por las libertades a cuantos nacimos en plena Transición ya nos suena a Edad Media por lo menos, no sintiendo en ningún momento la necesidad de participar en proceso electoral alguno para mostrar nuestro compromiso para con la democracia. Supongo que si alguna vez nos falta el voto, entonces y solo entonces, lo echaremos de menos.

     Como podéis comprobar han sido más los argumentos en contra que a favor, lo cual no ha hecho sino incrementar mi escepticismo. Confiaba ingenuamente en que los debates televisivos de los dos candidatos (el bipartidismo se está convirtiendo en estructural) me aclararan las ideas; no obstante, a cualquier cosa lo llaman debate. No sé ustedes, pero yo lo que visioné fueron mini-mítines de 180 segundos en los que en no pocas ocasiones costaba Dios y ayuda eso de estructurar las frases con su sujeto y su predicado de marras. ¡Si Cicerón levantara la cabeza!
     En fin, que sigo con dudas sempiternas, si bien me puede más el compromiso contraído que otra cosa y procedo a anunciar solemnemente mi decisión (alguno seguro que estará murmurando para sí “¿Y a mí qué cojones me importa lo que finalmente hagas o dejes de hacer?”): VOY A IR A VOTAR.

Almasy©



NINO BRAVO: "Libre"