viernes, 26 de septiembre de 2008

41. Best Seller


Suele definirse con este anglicismo a todo libro vendido como churros, como si cada vez que necesitásemos dotar de cierto empaque a algo debiéramos hacer uso de un término ajeno al castellano. ¡Si don Miguel levantara la cabeza! En el mundo del celuloide se habla de película taquillera y en el de la música siempre que una canción pega allá donde aterriza nos referimos a un hit (nuevamente la lengua de Shakespeare imponiéndose a la de Cervantes). Pero no se trata hoy de discernir el porqué del éxito mundial del inglés, sino de reflexionar sobre los pormenores que conducen a una manifestación artística (llámese libro, película o tema musical) a ser aclamada por el público.

El retrato robot del best seller suele ser: tocho de unas 600 páginas bien encuadernadas, de venta en toda tienda que se precie (el último de Zafón lo vi expuesto hasta en la línea de cajas del Media Markt), de fácil lectura (desde el sofá de tu casa al asiento del metro) y tradicionalmente vilipendiado por la crítica cultureta, que siempre que vislumbra un éxito de ventas aboga por tacharlo de falto de calidad. Y es precisamente este último asunto sobre el que mayormente me gustaría recapacitar en la presente entrada, pues todavía está por ver el primer best seller que goce del beneplácito de aquellos que se ganan la vida evaluando cada nueva manifestación artística que ve la luz. Que si es un bodrio comercial, que si adolece de calidad literaria por los cuatro costados, que si su éxito está únicamente fundamentado en la publicidad y que si su autor no pasará a la posteridad (menudo consuelo por otra parte los que si lo han hecho pero en vida padecieron la más absoluta indigencia hasta que se apagó la luz y entonces conocieron exclusivamente la gloria postmortem). Pues qué quieren que les diga: unas veces sí y otras no. En ocasiones es cierto que nos meten el libro en cuestión por los ojos pese a su condición de bazofia y lo acabamos leyendo propios y extraños; sin embargo, en numerosas situaciones vemos cómo en un bombazo editorial se alían el talento literario y la acogida de los lectores sin que la crítica dé su brazo a torcer. Erre que erre con lo de que si se vende no vale. ¡Qué manía! ¡Cuánto ahínco en tachar de cerriles a todos los que se animan a leer un superventas! ¡Ni que anduviésemos tan sobrados de lectores como para espantarlos acusándolos de consumir basura! ¿Pero qué se esconde detrás de esta centenaria tendencia? Me sobrevienen a la cabeza algunas posibilidades:

1. La más benévola de cuantas expondré es la que admite que la crítica esté en lo cierto y todos los best seller que se paren son inmundicias de primer orden solo aptas para el consumo de catetos a los que no se les puede exigir mayor esfuerzo intelectual.

2. Con algo más de inquina se me ocurre que pueda esconderse un cierto espíritu de superioridad con tintes elitistas capitaneado por una minoría que se encargaría sistemáticamente de echar por tierra todo superventas que asome las narices.

3. Y por qué no pensar que en lugar del espíritu de superioridad que les acabo de presentar lo que exista sea un complejo de inferioridad por parte de algunos enteraos culturales que únicamente defienden a los escritores que no venden un libro y aburren a las ovejas modorras con sus eruditas obras.

4. Por último, y como las teorías de la conspiración me dan más miedo que la nube, me quedo simplemente con llamar a un cambio de tendencia. Insto a que el talento literario y la acogida del público no sean necesariamente antagónicos e irreconciliables y al mismo tiempo a que esos que se llaman lumbreras de pro sean capaces de producir algo que seduzca a las multitudes. En definitiva, abogo por liberarnos de prejuicios y llamo a que entre cuantos amamos los libros pongamos las mejores condiciones para que se lea. Bueno, regular o malo; pero que se lea, ya tendremos tiempo de ir mejorando el menú. También ruego encarecidamente que siempre que nos quejemos de que “no hay nada en la tele” empuñemos un libro y nos aventuremos a descubrir qué esconde. Empezaremos por tocarlo sutilmente, con mimo, como si se tratara de una copa de frágil vidrio e inmediatamente después lo pasaremos por el filo de nuestra nariz para embriagarnos con los variopintos aromas que desprende. A continuación hojearemos sus páginas y su letra, desentrañando a priori si su lectura será agradable o si por el contrario nos costará más de una visita al oculista, para finalmente subirnos al tren y viajar por los universos que se nos propongan. Conoceremos entonces a los héroes y villanos que pueblan esos mundos, a los vencedores y vencidos que protagonizan las más variopintas historias. Empatizaremos con ellos, los amaremos u odiaremos, reiremos a carcajada tendida con sus disparatadas ocurrencias o derramaremos hasta la última lágrima que llevamos dentro cuanto una fatalidad los azote. Recorreremos parajes inefables, combatiremos dragones y brujas, seduciremos o seremos seducidos y nos embarcaremos en travesías inenarrables. ¿Alguien es capaz de proponer alguna oferta mejor que la que nos brinda un libro?

Almasy©




Antònia Font: "Alpinistes Samurais"


sábado, 20 de septiembre de 2008

40. El Enterao



En cualquier grupo humano que se precie no puede faltar un enterao que todo lo sepa. Ya sea en el trabajo, en la familia o entre nuestro círculo de amistades, no cabe hablar de plenitud si no figura en nómina un entrañable sabelotodo.

El enterao creció aprobándolo todo sin estudiar un ápice, para laborar actualmente como un enchaquetado comercial de inmobiliaria de barrio que larga trolas a diestro y siniestro cual charlatán de feria.

En sus años mozos ligaba siempre, hasta con varias damas la misma noche, motivo por el cual no se entiende que acabara casándose con una pécora de belleza escondida. Vamos, la más fea de la comarca cuando menos. Mora en un chalet céntrico y suele conducir un coche deportivo de gran cilindrada con el que llega siempre antes que nadie a todos los sitios. Cualquier día le conceden una medalla. Lo curioso es que jamás dice haber sido multado, a pesar que de todos es bien sabido que, amén de sus excesos de velocidad, acostumbra a llevar a media mañana un par de copazos de coñac en el cinto. No obstante, él presume de beber sin emborracharse y de comer sin engordar, lo que sugiere la posibilidad de que se trate de un ser de otro planeta ataviado con desagüe en lugar de aparato excretor.

Siempre acaba comprándose lo mismo que tú pero a mejor precio, alegando conocer a un amigo de un amigo que se lo trae directamente a él de fábrica. El enterao sabe de cualquier oficio y ha viajado a todos los rincones del universo, dando así consistencia a una tesis sobrenatural: es omnisciente y posee el don de la ubicuidad. Nunca calla, siempre tiene algo que decir y lo expone con vehemencia presidencial allá donde va para iluminar a cuantos mortales carecemos de sus dones divinos.

El enterao ha leído cuanto se ha publicado, escribe versos a la altura de Neruda, canta como un ruiseñor, baila como los ángeles, da consejos médicos rayanos con los de House y practica todos los deportes con mañas cuasi olímpicas. De hecho, si no lo han visto en Pekín 2008 es, y cito literalmente, “porque yo no he querido”.

En definitiva, a tenor de lo expuesto, podría concluirse que el enterao es una suerte de envidioso patológico, acomplejado crónico y mentiroso compulsivo. Pero se le quiere.

Almasy©



Hombres G. "Sufre Mamón"

viernes, 12 de septiembre de 2008

39. Sobre gustos tal vez debería haber algo escrito


El pasado viernes 5 de septiembre TVE-1 emitió en su programa documental Comando Actualidad un especial “Fiestas Populares” que se merece una reflexión y hasta dos. De cuantas celebraciones se recrearon me quedo con el comentario de tres por cuestiones de espacio e interés: la “Tomatina” de Buñol, la “Nit de l´Alba” de Elche y el “Toro de la Vega” de Tordesillas.

LA DESCRIPCIÓN

La “Tomatina” tiene lugar en la provincia de Valencia, concretamente en un pueblo de 10.000 habitantes que por mor de la celebración atrae a 30.000 curiosos fiesteros que colapsan sus calles. El objetivo fundamental es que el montante poblacional en pleno se dedique a dar y recibir tomatazos a diestro y siniestro.

La “Nit de l´Alba” ve la luz, nunca mejor dicho, en los límites de Alicante y consiste mayormente en hacer estallar durante toda una noche un variado surtido de pirotecnia. Entre las diversas manifestaciones en las que hace acto de presencia la pólvora, a un servidor la llamó especialmente la atención las guerras de petardos y carretillas (una suerte de bengalas incendiarias) que se ejecutan en diferentes recintos debidamente acotados de la ciudad bajo la atenta mirada de fuerzas de seguridad del estado y sanitarios.

El “Toro de la Vega” se celebra en tierras vallisoletanas y el intríngulis del festejo no es otro que el de perseguir a un bóvido macho a la carrera con la firme intención de darle muerte a base de lanzazos para honrar a la Virgen de la Peña.

EL JUICIO

En cuanto a la primera se refiere, la “Tomatina”, alguno me expondrá que la cosa no hace daño a nadie a no ser que te endiñen en un ojo, que es simpaticona, original, diferente y que rezuma buen rollo por los cuatro costados. Sin embargo, personalmente contemplo con notable estupefacción el desperdicio de toneladas de esta hortaliza que a los pobres agricultores se les paga a cuatro perras y a los desprotegidos consumidores se les clava a 3 euros el kilo.

Observando las guerras de petardos y carretillas de la “Noche de la Alborada” me aventuro a confirmar sin peligro a equivocarme la condición masoquista del ser humano. O eso o que algunos se aburren demasiado, porque no me explico qué placer puede reportar el hacinarse en un redil pertrechado de minibombas para contemplar su estruendo y sufrir las múltiples quemaduras que provocan. De hecho no me cabe duda que la celebración ilicitana en algunos lugares del mundo se confundiría con un conflicto bélico.

Por lo que se refiere al “Toro de la Vega” sus detractores alegan que es una muestra más de maltrato animal y sus defensores que se trata de una tradición que se remonta al siglo XV. Efectivamente, ¡al siglo XV y no al XXI!, muy señores míos. Se me ocurre que en pleno 2008 seamos capaces de distanciarnos de los divertimentos medievales y humanizarnos un tantito. O tal vez no. El caso es que ya había condenado yo a los tordesillanos cuando una de sus oriundas se pronuncia en estos términos durante el programa: “Vale que el animal sufre, pero a nosotros por matar a un toro nos llaman garrulos y al Juli maestro, no es justo”. Y razón no le falta a la moza. Incluso si me apuras su delito es ciertamente menor, pues la festividad pucelana se celebra una vez al año y cualquier torero que se precie da muerte en torno a una centena de morlacos anualmente. Pero ya se sabe: mata a un hombre y te llamarán asesino, mata a un millón y te llamarán conquistador. Lo cierto es que lo de este país con la tauromaquia es enfermizo, pues hacemos partícipe al animalico en cuestión a tutiplén. Lo lidiamos, lo corremos, lo enmaromamos, lo embolamos, lo lanceamos y un largo etcétera de atrocidades varias. Eso sí, nos curamos en salud alegando que el torito bravo apenas sufre, pues se trataría de una especie concebida esencialmente para darle muerte. Empero, parece evidente que lo de ausencia de sufrimiento no se lo cree ni el tonto del pueblo. Vamos, le tiene que hacer una gracia a la bestia que la quemen, arrastren, golpeen y/o pinchen de no te menees. Y eso que un servidor se considera moderadamente aficionado a la Fiesta Nacional y descarnadamente apasionado de José Tomás. No sé, visto lo visto tal vez tenga que replanteármelo.


Almasy©

ROCÍO JURADO: Viva el Pasodoble


jueves, 4 de septiembre de 2008

38. ¡Oh cielos, vuelve "Física o Química"!



Hoy me corresponde ponerme soez, vulgar, chabacano, hasta cafre si me apuran, así que advierto a cuantos sean sensibles a los exabruptos se abstengan de leer esta entrega. No obstante, considero que tengo sobradas razones para permitirme ciscarme en todo lo que se menea, pues ¡VUELVE FÍSICA o QUÍMICA! Para los más despistados les remito a la entrega 21 del viernes 28 de marzo de esta bitácora, en la que ya les mentaba las beldades de la serie televisiva en cuestión, que vuelve a la parrilla de ANTENA TRÍO los lunes en prime time, o sea, cuando todo Dios se pone delante de la caja tonta. El pasado 1 de septiembre la cadena privada que les miento repuso el último capítulo de la primera temporada y me obcequé en visionarlo a fin de comprobar si el programita de marras había experimentado alguna transformación desde que yo lo abandonara allá por el tercer episodio. ¿A que tuve paciencia aguantando tanto? Sin embargo, la cosa no solo seguía en la misma línea sino que había degenerado aún más. Concretamente este último capítulo de la que debería haber sido la primera y única entrega de la teleserie si no fuésemos tan gichos en materia de gustos, nos presentaba una recua de vivencias protagonizadas por un conjunto de profesores y alumnos de un supuesto centro educativo cualquiera. Para muestra algunos botones que me ponen los pelos como escarpias:

  1. Un alumno de bachillerato se beneficia a su novia adolescente y a la profesora de Filosofía, pirriadita hasta los huesos por el núbil mancebo en cuestión.
  2. Una profesora de inglés abandona a su marido, también profesor del centro, tras un escarceo amoroso con otro miembro del claustro. Lo de miembro va con segundas y hasta con terceras. Para más inri la criaturita está preñada hasta las orejas, sin desvelar ni al maduro cornudo ni al joven profesor enrollado con el que se ha refocilado quién es el feliz progenitor del hijo que espera.
  3. Otra alumna se rebaja a la condición de esclava sexual del macarra del instituto, exhibiéndole su cuerpo en insinuante baile de striptease para ganarse el incondicional afecto del varón mientras este la graba con el móvil en compañía de sus amigotes. Además dicho macarra prácticamente convive con la nena en casa de la directora del instituto, quien a su vez ejerce las veces de madre adoptiva de la niñata tras el fallecimiento de los padres en accidente automovilístico. Por otra parte, sin abandonar a la entrañable pareja, el niño chungo es consumidor habitual de ketamina, droga que generosamente ofrece a su piba para su deleite y colocación. Esta accede solícita a las exigencias del hombrecito y la cosa termina como el Rosario del Aurora: un ciego de la pija en mitad de una piscina e ingreso hospitalario al canto por mor del subidón.
  4. El amigo del macarra, un niñato rico de postín, parece ser maltratado por su padre, que amén de dólares parece darle al crío hostias como panes. Cuando la profesora de Filosofía y la de Lengua se enteran e intentan ayudarlo, el alumno se pronuncia con esta última con cariñosas píldoras tales como hija de puta y gilipollas metomentodo. A todo esto la profesora de Lengua aprovecha para liarse con un tío que a su vez estuvo enrollado con la de Filosofía, pero como la de Lengua pasaba por allí tras ser despechada por el de Gimnasia, ambos aprovecharon la oportunidad para hacerse un favor mutuamente.
  5. La alumna hippie-eco-progre del insti es pretendida por un rapaz cuyo hermano fue antaño novio de la susodicha, pero la cosa no prosperó porque al muchacho le dio por suicidarse. Ahora el hermano mayor le enmienda la plana al difunto fraterno tirándole los trastos a la niña de las rastas bajo la atenta mirada del amigo gay de ambos, que en algún momento de la historia malentiende que la cosa puede ir también con él en plan trío.

¿Qué les parece amigos? ¿A que los que no han tenido el gusto de deleitarse con la serie televisiva que nos ocupa pierden el culo porque llegue el próximo lunes para poder gozar de semejante espectáculo? E insisto como en entregas anteriores que no es la moral nacional-católica la que me impulsa a maldecir que se proyecte esta teleserie y otras similares, sino que la gente que trabaja en la misma presume de estar bien documentada y de reflejar fielmente la realidad cotidiana de alumnos y profesores. ¡Y una mierda como un niño de 3 años! Afortunadamente las cosas son mucho más triviales e insulsas y aunque en diversos momentos unos y otros nos podamos haber topado con alguna de las realidades que nos traslada esta ficción televisiva, lo que suele reinar casi a diario es la normalidad. Lo que pasa es que esta no vende, como tampoco lo hacen las buenas noticias. ¡Sociedad morbosa de los cojones!

Almasy©


Vetusta Morla: "Un día en el mundo", disco del año según mi amigo Jorge