sábado, 27 de septiembre de 2014

218. Que nos detengan


Me preguntaba ayer una compañera por esta bitácora en la sala de profesores. Sobre sus idas y venidas. Sus arreones y frenazos. Le contesté que en realidad esta responde a mis estados de ánimo y que solo soy capaz de escribir cuando estoy bien, o al menos lo suficientemente en paz conmigo mismo. Lo cierto es que hoy no podría afirmar que estoy para tirar cohetes, pero sí al menos lo suficientemente animado como para haberme encaramado a este ordenador y vomitar algunas reflexiones.

El caso es que hoy se me antoja hablarles sobre educación. Tranquilos, no pienso abrumarles con ninguna arenga reivindicativa ni enarbolar la causa de la camiseta verde, la cual, no nos engañemos, ha perdido la mayoría de las batallas, por no decir la guerra: los docentes trabajamos más, en peores condiciones y por menos sueldo, los alumnos han visto reducidas sus becas, las huelgas y manifestaciones acaecidas hasta la fecha solo pasarán a los anales de la historia del postureo, las ratios se han disparado hasta límites en los que el problema no es tanto que te atiendan 40 alumnos como que te quepan en el aula, no se cubren bajas de profesores hasta pasados 15 días, los interinos se han visto avocados a la condición de mercenarios forzosos contratados por horas y en porciones de a tercio, a medio y a dos tercios, la asignatura de religión sobrevive al PSOE y al PP, los colegios e institutos públicos son obligados a prácticas propias de las compañías privadas entre las que sobresalen las fusiones mientras centros regidos por el Opus crecen como los níscalos entre pinares y si nadie lo remedia nos vamos a comer la LOMCE con papas fritas. De hecho en primaria ya le han pegado el primer mordisco a la manzana.

No, hoy no pienso hablarles de nada de eso. Hoy tengo una onda más filosófica. Y mira que es difícil arrancarle filosofía alguna a la canción que me ha hecho pensar en todo lo que hoy les traslado. Nada más y nada menos que esa que cantaba David Civera: "Que la detengan". ¿La recuerdan? No he necesitado ni escucharla, simplemente me ha sobrevenido en la cabeza y me ha dado por hacerle un arreglo a la letra: "Sí, eso, que nos detengan". A los buenos docentes, aclaro. Entre los que si me lo permiten me incluyo. Por temerarios, por kamikazes, por ir contracorriente y perseguir quimeras inalcanzables. Por alimentar el desorden exigiendo a nuestros alumnos actitudes y comportamientos de otro siglo tales como el esfuerzo, la superación, la disciplina, la constancia, los buenos modales, los "por favor" y los "gracias". Por contumaces empeñados en motivar, en ser algo más que oradores de conocimientos, por meter las narices en asuntos más allá de las verjas que delimitan los centros educativos.

¿Pero qué nos hemos creído que somos? ¿Braveheart? Con nuestro discurso facilón, demagógico, siempre cual Pepitos Grillos de cuarta división que osamos contravenir las normas, mostrar a nuestros discentes sendas que pudieran conducir a destinos ajenos a protagonizar el "Sálvame", "Mujeres hombres y viceversa" o "Gran Hermano", abanderar mensajes que releguen a un segundo plano vocablos de alto standing como "competitividad", como "excelencia".

¿Cómo se puede tolerar semejante despropósito a estos arengadores? ¿Cómo consentir que alguien quiera alterar la hoja de ruta? No y mil veces no. Este atentado manifiesto debe castigarse cuanto antes. Estos delincuentes de guante blanco no pueden seguir perpetrando estos actos vandálicos. Hay que ponerles en su sitio y repetirles hasta la saciedad las consignas que hacen que todo funcione como la maquinaria de un reloj suizo: "Martínez, cíñase a la programación", "Pérez, siga al pie de la letra el protocolo", "Ruiz, eso no es asunto de Comisión de Coordinación Pedagógica, a lo sumo de Reunión de Departamento y de ninguna de las maneras de Claustro", "Rodríguez, no puede usted redactar un parte de convivencia a ese alumno porque la fabricación de cóctels molotov en las clases de química no está recogida en nuestro Reglamento de Régimen Interno como susceptible de ser sancionada. Habrá que debatirlo en la próxima reunión del Consejo Escolar".

A prisión con ellos ya, hombre. A la trena, al trullo, al talego de una puta vez. Que sepan quién manda aquí y cuál es su sitio. ¡Que nos detengan!

Almasy©


David Civera: "Que la detengan"