jueves, 29 de septiembre de 2011

170. Mis amigos los libros


Son solo ellos mis grandes amigos. Tal vez los únicos. Al menos los únicos incontestablemente fieles. Porque me alimentaron durante muchos años y me siguen alimentando. Porque se puede decir que me dan de comer. Porque ocupan mis tiempos muertos. Esos en los que otros prefieren encender el televisor o echar un polvo. Porque insistentemente me regalan mentiras piadosas: haciéndome viajar a inefables parajes que nunca conoceré, presentándome universos inexistentes, teletransportándome a pasados, presentes y futuros lejanos apenas pasando sus páginas –más barato y sencillo no se me ocurre–, haciendo posibles amores imposibles y reales sueños soñados, permitiéndome ser indistintamente héroe, villano, rey, juglar, alienígena, dragón, pirata, sirena, corredor de fondo, banderillero, sátiro, puto de lujo o perdedor de taberna. Porque jamás te traicionan aunque los maltrates arrinconándolos en lo alto de un polvoriento estante, ignorándolos de por vida, subrayándolos, anotándolos, acarreándolos penosamente en sucios bolsos en los que soportan estoicamente los vaivenes de los trenes en los que viajan, los efluvios malolientes de las estaciones de autobuses, los suelos medio fregados de las terminales de aeropuerto, las penosas salas de espera de aquellos lugares en los que toca esperar. Porque te permiten saltarte protocolos y diplomacias absurdas. Esas que rezan que resulta maleducado dejar a alguien con la palabra en la boca. Hacer oídos sordos a su conversación, interrumpirlos cuando su palique no te seduce, te incomoda, te aburre, te ralla las tripas. Por contra ellos, los libros, acceden a que los cierres sin remilgos, faltándoles al respeto sin tapujos, apartándolos de un plumazo simplemente alegando que no te seducen, que te incomodan, que te aburren, que te rallan las tripas. “¡A tomar por culo, no te leo más, cansino! ¡Que pase el siguiente!”. Porque los más gordos sirven como improvisados trípodes, porque los más flacos sirven como improvisados abanicos. Porque igual te calzan una mesa, o una silla, que te adornan interminables estanterías en las que impiden que anide más polvo de la cuenta. Porque son bellos, y me cautiva sobremanera tocarlos, olerlos, salivarlos tímidamente para que sus páginas discurran con fluidez lúbrica. Porque me complace regalarlos y que me los regalen. Porque desconocen los celos y acceden a la poligamia que supone estar leyendo varios al mismo tiempo. Porque no te ponen mala cara si los abandonas durante una semana, un mes, un año, para siempre; ni exigen separación de bienes cuando te dispones a abrirlos. Porque te permiten jugar al escondite cuando se ocultan en tenderetes de librero a la espera de que los descubras, o tal vez de que te descubran ellos a ti. Porque sí.

Almasy©


The Cranberries: "Salvation"(live)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Este es un homenaje a esos amigos invisibles
que me son fieles allende los mares, que me han hecho viajar a mundos
insospechados.
 
MIS AMIGOS:
 
Espiraldehistorias- 
Almasy
De parte de la princesa muerta -Kenizé
Mourad
Memorias de Adriano-Marguerite
Yourcenar
La mujer justa-Sándor
Márai
Identidades asesinas -Amin
Malouf
Los viajes de Baldasare-Amin
Malouf
Cien años de Soledad- Gabriel García
Márquez
Pedro Páramo-Juan
Rulfo
El amante de Lady Chatterley-David
Herbert
La Historia Interminable-Michael
Ende
La aventura del tocador de señoras
-Eduardo Mendoza
Olvidado Rey Gudú-Ana María
Matute
La ciudad de los prodigios-Eduardo
Mendoza
El patriarca- G.García
Márquez
La casa de los espíritus-Isabel
Allende
La ladrona de libros-Marcus
Zusack
El callejón de los milagros-Naguib
Mahfuz
El Quijote-
M.Cervantes
La princesa manca-Martín
Garzo
 
Y otros muchos que quedan para otra
ocasión, aquella que me brinde mi amigo,y así poder compartir con
todos vosotros la magia de lo inasible.
Gea
 

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