jueves, 8 de abril de 2010

111. Tenemos lo que merecemos


Hace algunas entregas, concretamente en la 95, prometía no volver a hablar sobre política. Mentía. Y es que llámenme presuntuoso, pero sé demasiadas cosas sobre la historia reciente de este país como para callármelas.

La entrada de hoy me viene motivada tras evocar en mi mente la maravillosa película que firmara Stanley Kramer allá por 1961: Vencedores o vencidos. En ella, el cándido Spencer Tracy, ese abuelo que todos soñábamos tener, hacía las veces de un juez norteamericano al que se le encomendaba sentenciar a varios criminales nazis tras la II Guerra Mundial. Inolvidable es la parte en la que Daniel Haywood (Spencer) interroga informalmente al servicio de la casa en la que se hospeda durante su estancia por motivos de trabajo en Nuremberg. “¿Y ustedes no sabían nada de lo de Adolfo? ¿Duchas, hornos crematorios, camiones para arriba y para abajo con individuos en pijama de rayas? Vamos, lo que se cocía”, viene a preguntarles. Ellos se ruborizan en una escena antológica que viene a responder que ningún dictador llega lejos si no es al menos con el apoyo tácito de su pueblo. Claro que sabían los que se cocía. O sea, que todos los alemanes de la época tienen su pedacito de culpa en la estructura del III Reich. Chiquito o grande, pero pedazo al fin y al cabo. Prueba de ello es que hasta los ´60 Alemania en pleno se negó a estudiar en las escuelas aquel momento histórico del que tanto se avergonzaba. Como si no hubiese pasado. Pero pasó. Tuvieron lo que quisieron y/o lo que se merecían, que con inusitada frecuencia suelen coincidir. Esta misma reflexión podemos y debemos aplicárnosla en la Piel de Toro y en esta línea se puede asegurar que el Franquismo no fue en ningún caso un paréntesis en la historia reciente de nuestro país, sino la manifestación palpable de la decisión y la voluntad de un Caudillo arropado durante 40 años por los habitantes de aquella España. Incluso hasta por la oposición, que o no supo, o no quiso acabar con el Dictador. Recuerdo para los más olvidadizos que Franco murió todo lo plácidamente que se puede morir uno en una cama del Hospital de la Paz asistido por un equipo médico habitual al que solo le faltó criogenizarlo. No me atrevo a juzgar si el Franquismo fue bueno, malo o regular, pues los historiadores debemos dedicarnos únicamente a comprender y hacer comprender; pero de lo que no me cabe duda es que su mantenimiento fue responsabilidad de algunos más de los que hoy llamamos fachas. Coincido en este caso concreto con esa oración cristiana que reza eso de pecar de pensamiento, palabra, obra u omisión. Y si todos somos partícipes de lo que acontece en Dictaduras, en Democracias ya ni les cuento, a pesar de que olvidemos con una facilidad pasmosa y nos resistamos a reconocer la realidad. Pienso, por ejemplo, en Adolfo Suárez, al que ahora dedicamos fabulosas teleseries y reconocimientos tales como “motor de la Transición”, cuando en tiempos se le dio cera para dar y regalar. ¿O acaso olvidamos que se vio obligado a dimitir en el 81, poco antes del 23-F, agobiado por las presiones que le llovían de todos los frentes habidos y por haber? Le calzaron tantas hostias que al final no sabía ni por dónde le venían. El pobrecito mío, paradojas y putadas de la vida, se consume hoy víctima de un Alzheimer que le impedirá recordar lo bueno y malo que hizo en aquellos tiempos tan apasionantes como revueltos. ¡Y qué decir de Felipe González, al que pocos recuerdan haber gobernado jamás! Pues catorce años uno detrás de otro, cuatro comicios del tirón, de los cuales dos por mayoría absoluta. Nos guste o no, el responsable de apuntalar la mejor o peor Democracia que tenemos hoy. Al sevillano le seguiría nada más y nada menos que Chema Aznar. Hoy paseas por cualquier esquina y no encuentras a nadie que reconozca haberlo apoyado. Se han esfumado como por arte de birlibirloque. Increíble. Me expliquen entonces la mayoría absoluta del 2000 porque no la entiendo. “¿Quién votó a Aznar?” Podría titularse la novela. “La Mayoría”, me atrevo a contestar sin tapujos. En 2004 llega Zapatero. Entonces sus críticos tenían una coartada tan aparente como trágica: el 11-M, la cual se agota en 2008 con la reelección del socialista. “¿Y ahora qué?” Debería haber increpado Pepe Luis agarrándose el paquete y mirando toreramente al tendido cuando renovó su presidencia. Lo que pasa que es tan correcto, tan siglo XXI y tiene tan buen talante que se contuvo. Y si dejamos a un lado la política nacional y nos centramos en la autonómica y municipal tampoco faltan razonamientos en el mismo sentido. Si nos limitamos al ámbito capitalino, verbigracia, Gallardón lleva a sus lomos dos mayorías absolutas en la presidencia de la comunidad y dos en la alcaldía pese a las obras, los parquímetros y las no olimpiadas. Casi nada. Y pese a quien pese la Aguirre arrasando en las autonómicas. Esa es otra a la que, como Berlusconi en Italia, nadie vota pero obtiene mayorías. La primera en 2003 tras el caciquil episodio de los tránsfugas y la segunda, arrolladora, bestial, incuestionable, en 2007, conquistando el mayor porcentaje de votos en unas elecciones a la presidencia de la CAM, con una ventaja de ¡20 puntos! sobre el PSOE. Menos mal que nadie la vota, que si la llega a votar. Y encima pudiendo alardear por los foros feminazis de ser la primera y única mujer en España al frente de una comunidad autónoma. Lo cual también es tan cierto como que esta mañana ha salido el sol por el este. Mañana ya veremos. Además, no me equivoco ni medio pelo si vaticino que si finalmente el caso Gürtel se lleva a unos cuantos por delante e inmediatamente hubiera elecciones, Hello Kity Aguirre sacaría no 20 sino 40 puntos de diferencia al PSOE. Y mientras Rajoy ejerciendo de biperdedor en 2004 y 2008 como Peter por su house. Créanme, tenemos lo que nos merecemos. Ni más ni menos.

Almasy©

BON JOVI: "It´s my life"


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un artículo perfecto en cuanto que captas la pura realidad de nuestra España. Políticos que sólo gobiernan por puro revanchismo y aplicando el principio de tú más.No digo todos, porque el absolutismo es malo, pero un gran porcentaje son políticos corruptos en su gran dimensión de la corrupción. Un ciudadano más que no votará.

QMPilar dijo...

Una periodista dijo el otro día en Tv hablando de corrupción que a pesar de todo hay muchos políticos honestos trabajando día a día por los ciudadanos de este país, seguro que tiene razón, lástima que no les dejan llegar a lo más alto, no debe interesar, digo yo.

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