viernes, 4 de diciembre de 2009

93. Sé lo que sientes


Siempre que alguien te confiesa que sabe por lo que estás pasando cuando transitas por una situación complicada miente cual bellaco y debería crecerle la nariz hasta el infinito. Porque incluso aunque haya atravesado una situación parecida o igual a la tuya, solo cuando se está jodido se sabe lo que es estar jodido. Presente puro y duro. Y eso no quita para agradecer apoyos, consejos y solidaridades varias cuando el camino de la vida se vuelve cuesta arriba. De hecho, estos te ayudan a sonreír y alejar los fantasmas que rondan la sesera por unos instantes, lo que no es moco de pavo. ¡Váyase señora paranoia, que nadie ha requerido sus servicios!

El caso es que hace ya tres semanas me hice pupa en un pie y lejos de querer presentarme en sociedad como el sufrido mártir de España quería aprovechar esta bitácora para clamar a los cuatro vientos que hoy sí soy plenamente consciente de las barreras arquitectónicas y sociales a las que se enfrentan los minusválidos a diario. Lo mismo que antes no, ahora sí. ¡Coño, están por todas partes, acechando zorrunamente para tirarte al suelo e incomodar tu paso por el mundo! Escaleras por doquier, ascensores lejanos o simplemente inexistentes, rampas que brillan por su ausencia, suelos muy monos pero resbaladizos con cojones, pasillos interminables, cuestas inauditas a raudales y portones de tres arrobas y media por todas partes que no hay Dios que sujete sin ver peligrar tu equilibrio. ¿Dónde se ocultan las malditas puertas de apertura automática cuando uno más las necesita? ¡¿Dónde?! Coches pitando porque no acabas de atravesar por el paso de cebra con la celeridad que ellos demandan, señoras de peluquería semanal que no te ceden el sitio en la cola de la panadería, haciéndose las orejas; ¡pero la estoy viendo, señora, y cuando me recupere serviré la venganza en un plato tan frío que le parecerá helado, que me he quedado con su cara! Y uno siempre con la misma retahíla de frases en la boca: hazme el desayuno, ponle más cola-cao a la leche; hazme la comida, este filete está frío, dale otra vuelta en la sartén; hazme la merienda, el jamón york no me gusta, ponme mortadela; hazme la cena, ¿otra vez merluza?, prefiero congrio; báñame, cuidado no se moje la escayola, frota más fuerte que la roña no sale; tráeme esto y luego lo otro; y claro, hasta los mismísimos huevos u ovarios acaban de uno por pocas exigencias que demande. Con razón. Y los que están sanos y salvos, aunque no te lo confiesen y sonrían complacientes, también con su reiterativo discurso en mente: otra vez dando por culo, menudo brasas, de mantequilla está hecho el cabrón, al cojo no lo llaméis que tarda mucho, molesta y hay que estar pendiente de él. Con razón también, no se crean.

Y lo mejor para mí es que si el viento sopla de popa, que soplará, la cosa se me quedará en un mal sueño de 10 semanas. Sin embargo, lo peor es que esta situación es un pan nuestro de cada día vitalicio para mucha gente a la que decimos entender y no entendemos. Y con esto no reclamo absurdamente que todos se dispongan prestos a romperse la crisma para saber qué siente y padece un minusválido, pero sí al menos que los rescatemos de su invisibilidad permanente y diaria y nos comprometamos de una vez por todas a facilitarles la vida. Se lo debemos. Nos lo debemos.

Almasy©



Alanis Morissette: "Ironic"


5 comentarios:

Adrián F. Vellé dijo...

Buen punto de vista Jaime, muy bueno.

QMPilar dijo...

Y a lo dicho hay que añadir el miedo que se siente a volver a hacerse daño en una parte del cuerpo ya tocada, con lo que sufres además la frustración de no volver a : Saltar, bailar, jugar al futbol … etc , por si las moscas, y poco a poco ,la calidad de vida se ve mermada contra nuestra voluntad ¿verdad?. Desde mi operación de menisco, yo al menos así lo siento. Bss.

Anónimo dijo...

Ánimo Jaime, a ver si te recuperas pronto y quedamos un día a comer que hace muchísimo que no nos vemos.
Un abrazo.
Pedro

cajas, cajas dijo...

La pura realidad es que la vida, sobretodo a partir de los 40 físicamente va para abajo. Nuestra mente se tiene que adaptar a estos cambios. En cualquier caso dios aprieta pero no ahoga, estoy seguro que dentro de unos meses estarás a tope y no lo habrás olvidado pero te sentirás mejor

Sofi dijo...

ánimo Jaime!! no te nos vengas abajo! yo llevo 3 meses con una costilla rota XDDDDDDDDDD, no pasa nada. Paciencia y a tirar pa delante. Dentro de nada te vemos otra vez dando brincos.Es más y vengandoté de esa mujer rancia de la panadería XD. Un beso!! cuídate!!!


recuerda: colonia de cabo = sudáfrica XD

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