La entrega de hoy se me antoja imprescindible para aclarar a
todos los absurdos habitantes de este país el porqué de algunas de las
decisiones más controvertidas que está adoptando el actual gobierno de la
nación y más específicamente a la ingente ralea de perroflautas judeomasónicocomunistas antipatriotas que las critica, que se manifiesta
contra ellas, que huelguea (del verbo
huelguear) a como dé lugar, que se enfunda
camisetas con lemas utópicos, que enarbola causas perdidas y por extensión poco
rentables, simple y llanamente porque desconoce la arcana bondad que encierran,
a saber:
El paro: no es sino una clarísima medida
dentro la política de conciliación familiar que persigue el gobierno. Así, el
desempleo es clave para que las familias atiendan convenientemente a sus
vástagos, los lleven al colegio, les preparen la manduca, les revisen minuciosamente
sus tareas y hasta jueguen con ellos. Y es que no me negarán que hasta le
llegada del pepé al poder abandonadita estaba la prole de tanto
trabajar. Fundamentalmente por culpa de las mujeres, esto resulta incuestionable, pues
desde que al movimiento feminazi le
dio por proclamar a los cuatro vientos que las hembras tenían los mismos
derechos que los machos, estas habían dejado sus hogares manga por hombro.
El rechazo del matrimonio homosexual: normal y lógico, oiga usted. Y nada que ver con argumentos ultracatólicos
primitivos y desencaminados como los de que la única unión admisible es la de
un hombre con una mujer por aquello de cumplir con leyes divinas y naturales. La cosa va
más por conservar eternamente el amor de estas parejas homosexuales
precisamente apartándoles de su institucionalización, pues está visto y
comprobado que siempre que la cosa concluye en matrimonio, lo cual no deja de
ser un frío contrato, se apaga inevitablemente la llama de la pasión y se
ilumina la del hastío vital y la monotonía. “Te casaste, la cagaste”,
que dice un refrán. “Follas menos que un casado”, que dice otro. Y si lo prefieren hagan caso del gran
Groucho Marx, que de esto sabía un rato: “El
amor es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una
institución”.
El aborto inadmisible en cualquier circunstancia: como debe ser si queremos una sociedad madura, adulta
y responsable que sepa que todo acto, incluso el sexual, tiene sus
consecuencias. ¿Que echaste un polvo?, pues apechuga. ¿O es que somos lo suficientemente mayorcitos
para darnos un revolcón en el asiento de atrás de, pongamos un Seat León; pero
luego reculamos y queremos escurrir el bulto cuando de asunción de
responsabilidades se trata? ¡No hija no!, que decía el ilustre enpazdescanse Antonio Ozores.
Recortes en educación: claramente
una disposición orientada a paliar los tradicionales desajustes existentes
entre la oferta educacional y el mercado laboral de la nación y, por extensión,
minimizar la frustración de nuestros jóvenes. Como lo oyen, pues habiendo
percibido que la mayoría de los que estudiaban una carrera universitaria no
conseguían en gran parte de las ocasiones dedicarse a una profesión relacionada
con la misma, se ha optado por cercenar la opción de que se formen con la única
pretensión de ahorrarles una tan innecesaria como evitable depresión. Ayuda
humanitaria lo llamaría yo.
Recortes en sanidad: sin otro objetivo que preservar
nuestra salud. No se me froten los ojos, que han leído bien: por preservar
nuestra salud. Tanto es así que un selecto grupo de expertos científicos
españoles dotados de material de investigación de última generación acaba de
publicar un riguroso estudio en el que se demuestra que la principal enfermedad
que aqueja a la población española es la hipocondría y nada mejor para
combatirla que la terapia de choque: fuera médicos, fuera hospitales, fuera
fármacos. ¿Acaso no dicen que muerto el perro se acabó la rabia? Ea, pues
muerto y bien muerto.
Y como estas, otras cien, mil o diez mil (la eliminación de la paga extra a los funcionarios persigue fomentar el consumo responsable de los trabajadores públicos especialmente en fechas en las que este se dispara desenfrenadamente, como las Navidades; los deshaucios liberar a los propietarios de la pesada carga que supone llevar una casa; los ERES impedir que el personal se estanque profesionalmente hablando y quiera vivir a la sopa boba toda una vida; la fuga de cerebros estrechar lazos con otras naciones a partir del intercambio de trabajadores; bla, bla, bla). Y háganme el favor,
háganse el favor, de hablar con propiedad. No llamemos recortes a lo que
palmariamente son "ajustes", como la opción que seleccionamos en el móvil para
activar la red wifi o el bluetooth. ¡Escogóllalo!, que dicen en mi pueblo.
Almasy©
Aventura: "Obsesión"