jueves, 7 de enero de 2010

98. Conejillos de Indias


Hace unas semanas, cambiando de canal aleatoriamente, lo que viene siendo zappear sin ton ni son, me topo de bruces con un programa de Telahinco presentado por Paz Padilla, esa cuentachistes de belleza escondida que a todo el mundo le cae bien y a mí personalmente no me hace ni puta gracia. “¡Dejadnos solos!” se llama la cosa, y consiste, agárrense los machos, en meter 10 días en una casa a 16 críos de entre 10 y 12 años, 8 de cada sexo, como el Ministerio de Igual Da Que Da lo Mismo prescribe y recomienda, para ver cómo se organizan de manera autónoma. O sea, sin padres dando por culo o educando, que para el caso parecieran lo mismo. Y yo me pregunto: ¿estamos locos o qué? ¿Qué padres pueden prestar a sus vástagos para una experiencia semejante? ¿Qué leyes lo permiten ignorando que tener hijos no te convierte automáticamente en padre, sino que esta condición se gana día a día? Además si me apuras, al tiempo que una aberración, el experimento parece ir contracorriente, pues resulta que ahora nos emancipamos con 30 ó 40 años, depende de la suerte de los progenitores, y a los visionarios de Telahinco se les ocurre la brillante idea de que unos niños se autogestionen a su antojo en una vivienda como si de un falansterio infantojuvenil se tratase. ¡Qué tierno cuando contemplé a las criaturas tirando de vitrocerámica, sartén y aceite bien calentito para freírse unos huevos! Si uno tuviese mala baba incluso hasta desearía que alguno de los infantes se accidentara solo un poquito para que el programa tocara fulminantemente a su fin por la vía de apremio. Aunque insisto en que la culpa no la tiene la abyecta cadena televisiva en cuestión, pues esta sería capaz, habiendo pecunia de por medio y si les dejas, hasta de hacer un Gran Hermano de cadáveres. A los que se debería pedir cuentas es a esos que se llaman padres y acceden a semejante juego y a esos políticos, legisladores, fiscales de menores y jueces varios que alardean de velar por los intereses de los más pequeños. Ahora entiendo por qué una cría de 16 años va a poder abortar en breve sin el consentimiento de sus padres. Resulta que no puede comprar ni alcohol ni tabaco y que necesita una autorización paterna en toda regla tanto para hacerse un piercing como para ir de excursión con el instituto al Museo del Prado; pero no precisa del visto bueno de sus viejos para que le arranquen un embrión de las tripas. ¿Por qué endilgarle la responsabilidad y el finado a la infanta preñada en cuestión? ¿Por qué no optar, verbigracia, por retirarles automáticamente la custodia a aquellos padres que no hayan conseguido cultivar en el hogar el clima de confianza y diálogo necesarios para que una hija les confiese que su incipiente barriga no se debe a una extraña y desenfrenada pasión por la cecina de León?

En esta línea de atentados contra nuestros rapaces y rapazas me fijo también en uno de los múltiples juguetes ideados por la cadena Imaginarium. Ojeando su catálogo me sorprende un aparato que la marca denomina “Time plan TV”, concebido para gestionar el tiempo que pasan tus hijos frente al televisor. Cada vez que el nene quiera ver la caja tonta tiene que echar una monedita de pega en una hucha y supongo que la mamá deberá explicarle de la conveniencia de tal acción, no sea que se frustre y tenga que precisar un psicoanalista de por vida. ¡Como se lo cuento! “Mira hijo, a fin de que sepas controlar tus impulsos televisivos es oportuno que introduzcas una moneda cada franja de 30 minutos en concepto de precio justo que pagas por el uso y disfrute del aparato”. ¿Pero en qué cojones nos estamos convirtiendo? ¿Qué es esto de proponerle a un párvulo de 5 años que economice madura y racionalmente el tiempo que pasa viendo la tele? ¿Dónde quedó el “apaga la tele a la voz de ya o te vas para la cama calentito”? ¿Por qué este afán de robarles a los niños su eterna ingenuidad, su valiosa libertad natural, su tierno ímpetu desbocado y su inefable sentido de la improvisación? ¿Por qué hacerles asumir tareas y responsabilidades que solo corresponden a sus mayores? ¡Mierda de sociedad políticamente correcta! ¡Mierda de democracia acomplejada!

Almasy©



COUNTING CROSS: "Mr Jones"

4 comentarios:

Unknown dijo...

Para empezar ¡¡FELICIDADES!! que no sabía la fecha (nos la vamos a apuntar a ver si no se nos olvida).

En cuanto a lo que has escrito: no he visto nada de ese programa aunque creo que leí que ¿lo han quitado de antena?. Espero que sí.

Me parece muy fuerte. Si ya de por sí no aguanto los reality de "mayores", con niños creo que es pasarse de todas las rayas habidas y por haber y lo de sus padres me parece demencial.

Yo he sido de las de "apaga la tele a la voz de ya" (ahora no me hace ni caso, claro, pero es que ya no se lo puedo decir)

En cuanto al juguetito, no creo que deban ni puedan asumir ese tipo de responsabilidades, pero

¿a quién se le ocurren estas barbaridades? y ¿cómo es posible que las consistamos?

Un abrazo

MARIBEL dijo...

¡FELICIDADES! TIENES EL HONOR DE HABER CUMPLIDO 33 AÑOS EL DÍA QUE MI NIETA HA ELEGIDO PARA PONER EL PIE EN ESTE COCHAMBROSO MUNDO. PERO TRANQUILO, QUE ELLA LO HARÁ PARECER MÁS HERMOSO.
RESPECTO A LO QUE ESCRIBES, YO ME PREGUNTO ALGUNAS VECES SI SERÁ POSIBLE QUE SODOMA Y GOMORRA ESTUVIESEN MÁS CORROMPIDAS QUE NUESTRA SOCIEDAD PARA QUE DIOS DESCARGARA SU IRA SOBRE ELLAS Y A NOSOTROS NO NOS BARRA DEL UNIVERSO DE UN ESCOBAZO MAL DADO

Anónimo dijo...

Felicidades, por fa por fa, quítame de la lista de los grises marengo.
Me han encantado tus líneas, sobre todo lo de falansterio infantojuvenil, bueno, o algo así has puesto, jejej.
Sí, este año deberíamos apelar y apostar por el sentido común y patalear cuando lo subrealista llegue a la estupidez.
Además, se supone que los conejillos de indias sirven a un buen fin, se supone, y estos progrmas de verdad que no entiendo PA' QUÉ CARAJO SIRVEN.
Bss Oyana

QMPilar dijo...

No pienso dedicar ni un solo segundo de mi vida a colaborar con la audiencia de "esos programitas" y se me abren las carnes al leer tu artículo y saber que existen esas cosas. Y luego esta lo de " Generación nini" que a ver si me entero de a qué hora lo emiten para NO VERLO.

Siempre hay que ponerse en el lugar de los demás, y una mala situación económica o una avaricia desorbitada puede llevar a unos padres a prestar sus hijos para estas payasadas que atentan contra la dignidad y los derechos de los menores, pero debería de ser DIRECTAMENTE ILEGAL.
Y lo que ya es el colmo es que esos mismos padres se permitan el lujo de exigirnos a los docentes que les eduquemos a sus hijos! Cuanta desverguenza!

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