viernes, 15 de enero de 2010

99. Ojo por ojo...


… y el mundo se quedará ciego. El insigne pacifista indio Mahatma Gandhi reinterpretaba de esta guisa la famosa y bíblica ley del talión, sentenciando a modo de conclusión que la violencia no hace sino generar violencia. Sin embargo, no por negacionista de la violencia a uno dejan de entrarle ganas en numerosas ocasiones de inflar a hostias a los malos cual Jack Shepard a Benjamin Linus en uno de los innumerables gloriosos capítulos que nos ha dejado la teleserie Perdidos. ¡Menuda somanta de mecos le calzó el cirujano de marras al villano de turno!

Otra cosa bien distinta es materializar el inflamiento; pero como todavía imaginar es gratuito y no constituye delito, recomiendo eso de recrearlo en la mente a fin de liberar la ira y tensiones que se acumulan a diario. Les aseguro que funciona como un ansiolítico de primer nivel. Porque, ¿quién no ha soñado alguna vez con convertirse en ese superhéroe justiciero que va partiendo las bocas y las crismas de los hacedores del mal? Me atrevería a afirmar en este sentido que no existe ni una sola persona decente sobre la faz de la tierra que no se haya cuestionado alguna vez si, a la vista de tanta maldad y pillería circundante con apariencia de triunfadora de la feria, verdaderamente merece la pena seguir siendo tan probo. A uno se le vienen a la cabeza entonces esas previsibles al tiempo que entrañables y reconfortantes películas de antaño en las que los buenos perpetuamente resultaban victoriosos. No importaban las penurias atravesadas, pues al final siempre llegaba la mano de cartas ganadora que permitía imponerse en la partida decisiva. Sin embargo, en la cruda realidad, que es lo que tiene, que es cruda, este feliz y tradicional desenlace ha mutado de tal forma que no hay Dios que lo reconozca, trayendo consigo algunas aberraciones contra las que no puedo sino rebelarme aunque solo sea con el teclado de mi ordenador. Así, los términos decente e imbécil parecen cada vez más sinónimos. Igualmente pasa con el honrado, que se aproxima decididamente al pelele y con el educado, que suele confundirse con el cursi y el repelente niño Vicente. Por el contrario, el chuloputas, el delincuente, el defraudador de esa Hacienda que ni en los mundos de Yupi somos todos, el maltratador, el corrupto, el vago redomado, el fantoche, el camello, el violador de cuerpos y de almas, el gorrón paniaguado, el mafioso, el dirigente aferrado a la poltrona a como dé lugar, el ladrón y el asesino a sueldo, no es que hayan encontrado su espacio en la sociedad, es que gozan para su uso y disfrute de veinte campos de fútbol perfectamente equipados. Además, cuanto más grande sea la afrenta, de mayor reconocimiento y prestigio goza el abyecto de turno. “Mata un hombre y te dirán asesino, mata a un millón y te llamarán conquistador”, oí alguna vez en algún sitio.

Y ante semejante panorama no siempre la mente de uno se encuentra lo suficientemente fría y calculadora como para decirte conciliador: “tranquilo, tú estás haciendo lo correcto y eso es lo que importa”. En ocasiones, yo al menos, veo muertos, como decía la película, y añoro tornarme en el Superman de turno que combata la vileza que domina el mundo. Aunque sea a palos. Porque de lo que no me cabe duda alguna es que con determinados sujetos no ha lugar para las palmaditas en la espalda y los consejos de reinserción social con tonos pastel y crema. Reinvento entonces la máxima de Gandhi para rematarla con una capciosa coletilla, “¿Qué la violencia solo genera violencia? En determinados casos, me arriesgaré a ver qué pasa”. Solo lo sueño, es cierto, porque finalmente los puntitos cabal y cobarde, amén del manido “no quiero ser como ellos”, acaban haciendo acto de presencia para retener mis desvaríos y mantenerme en el sitio, aunque se quede coleando en el ambiente la jadeante respiración, el salivado colmillo y los feos impulsos que me provoca eso de que siempre pareciera que ganasen los malos.

Almasy©

PEREZA: "Violento amor"


3 comentarios:

Señorita Mayo Fernández dijo...

Reafirmo esa teoría de soñar,es una práctica muy buena,pero eso de poder "arrear un bofetón", es aun mejor!jijji....en cierta ocasión, yo fuí elegida para tal hazaña,y cuando digo elegida, me refiero a que se me fué ofrecido con total consentimiento dar una bofeta....que agustito me quedé!Nunca más lo he podido repetir,pero así como en aquella ocasión no fue por ningún tema de los que has tratado,ahora sí me quedan las ganas de poder hacerlo o de convertirme en una superwoman y "arreglar el mundo".....en fin,que habrá que seguir soñando y no llegar con la sangre al río,porque ya esta llenito.

MARIBEL dijo...

"MI FANTASÍA" ES TENER UN TANQUE O ALGO PARECIDO CON EL QUE IR DEJANDO COMO UN HIGO PASO TODOS LOS COCHES DE LOS CARADURAS QUE APARCAN DE CUALQUIER MANERA, IMPIDIENDO EL PASO YA SEA DE COCHES O DE PEATONES.
ES QUE TODOS SOMOS UN POCO QUIJOTES Y NOS GUSTARÍA ANDAR POR EL MUNDO "DESFACIENDO ENTUERTOS".
(TODOS, MENOS LOS QUE SE DEDICAN A HACERLOS)

QMPilar dijo...

A veces las bofetadas te las da la vida, no tienes a quien devolvérselas, y la impotencia te consume.

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