viernes, 18 de septiembre de 2009

82. Hombre rico, hombre pobre

Se atribuye, entre otras, a la actriz y cantante Sophie Tucker la siguiente máxima: "I' ve been rich and I' ve been poor. Believe me, honey, rich is better"; o sea: “He sido rica y he sido pobre y créeme, cariño, es mucho mejor ser rica”. Y más razón que un santo encierra el dicho lo dijese la Tucker u otra mente preclara, pues las cosas con parné en la faltriquera e ideas para pulirlo se afrontan de otra manera. Bien es cierto que los que no somos unos millonetis nos consolamos siempre con los más que sobados: “El dinero no da la felicidad”, “Las cosas pequeñas son las que realmente valen” y otras sandeces parecidas; pero lo cierto es que todos añoramos en algún momento de nuestras vidas, o en todos, estar más podridos de pasta que el tío Gilito. Y el que diga lo contrario miente cual bellaco y se arriesga a que le crezca la napia. Porque no sé qué tendrá eso de tener alegría en el bolsillo que lo hace a uno más alto, más guapo, más listo y, hasta si me apuras, más respetuoso con el medio. Pienso a este respecto, por ejemplo, en ese ciudadano de clase obrera en su piso de 60 metros planteándose entelequias como el reciclaje de residuos. Me lo imagino pasándolas canutas, por no decir putas, para ubicar cuatro recipientes diferentes en su cocina de 4 metros cuadrados frente al propietario de un chaletaco de 1 hectárea de grande que puede permitirse el lujo de situar, si le place, cuatro contenedores tamaño caja de trailer e incluso una planta de reciclaje en medio del jardín si se pone burro. Que no es lo mismo que lo mismo, oiga usted.

Ahora bien, si envidia malsana me dan los que tienen dinero y lo saben gastar, es inquina lo que siento por los que lo tienen y no lo saben gastar. ¡Qué monumental coraje me da eso de toparme con un pobre desgraciado de los que ignoran la manta de millones que le rebosan en el banco y que, sin embargo, opositan para convertirse en los más ricos del cementerio! Ni una cena, ni un viaje, ni un cochazo, ni un querido o querida al que ponerle un pisito y mantener, ni una generosa donación a los hijos que comienzan la vida. Nada. Todo macerando debajo del colchón corriendo el riesgo de gangrenarse. Como amante de los refranes me invade entonces ese de que “Dios da mocos a quien no tiene narices”, para seguidamente preguntarme las virguerías que este menda haría con una buena talegada. Como todavía no cuesta dinero soñar. Es entonces cuando entiendo a esos jóvenes a los que la vida les ha sorprendido convirtiéndolos tempranamente en multimillonarios, léase los futbolistas, y desde fuera se critica que no han sabido digerir semejantes cifras de números hasta el punto de tornarlos en insoportables egos. Y digo que los entiendo porque si yo con 20 años hubiese ingresado 9 millones de euros anuales sería el sujeto más despreciable sobre la faz de la tierra. Un cínico de tomo y lomo de los que no recuerda ni amigos de la infancia, ni valores, ni hostias que lo fundó. Recalcitrante hasta la médula hubiese sido mi fatal destino. Tal vez por eso los dioses prefirieron que fuese un tipo normal de esos que el día 15 de cada mes ya suspiran para que se acerque la próxima nómina. De los que conservan a sus colegas de toda la vida y tienen principios inalterables. Aunque aviso para navegantes que pudieran estar barajando la posibilidad de hacerme una suculenta transferencia a mi cuenta corriente: mi amistad no vale tanto la pena y en cuanto a los principios soy ciertamente grouchomarxista: “Estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros”. Así que transfieran, transfieran, que les espero con los brazos abiertos.

Almasy©



Liza Minelli & Joel Grey: "Money" (BSO Cabaret)

2 comentarios:

Kloud dijo...

Precisamente hoy he tenido una conversación con un amigo sobre el dinero. Sé que esto va a sonar a la mayor mentira del mundo, pero si yo tuviera tanto dinero como para ahogarme en él, además de montarme una vida "plena" (lo cual no quiere decir de lujo, como mi amigo me ha comentado) intentaría fundar una ONG para ayudar a combatir el hambre y la falta de medicinas en paises del tercer mundo.

Ya pueden llamarme mentiroso, pero en serio, con tantísimo dinero yo no sé como la gente no puede intentar este tipo de cosas... yo lo haría, lo juro, llámenme mentiroso.

QMPilar dijo...

Solo hay una cosa que me dé más envidia que ser rico, ser joven y soltero.
Es inimaginable pensar lo que sienten Cristiano Ronaldo o Gasol con esas tres cualidades.
Si además el dinero lo ganas haciendo lo que realmente te gusta, ya es la ostia.
ES IMPOSIBLE CONVERCER A LOS CHICOS QUE ESO NO ES LO MEJOR DEL MUNDO, Y SI LO INTENTAMOS LES MENTIMOS. Le pueden dar mucho por saco a la cultura y demás monsergas. Dame el balón de oro y ríase usted de mis faltas de ortografía. Y ya sé que esta feo que yo lo diga.

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