sábado, 20 de septiembre de 2008

40. El Enterao



En cualquier grupo humano que se precie no puede faltar un enterao que todo lo sepa. Ya sea en el trabajo, en la familia o entre nuestro círculo de amistades, no cabe hablar de plenitud si no figura en nómina un entrañable sabelotodo.

El enterao creció aprobándolo todo sin estudiar un ápice, para laborar actualmente como un enchaquetado comercial de inmobiliaria de barrio que larga trolas a diestro y siniestro cual charlatán de feria.

En sus años mozos ligaba siempre, hasta con varias damas la misma noche, motivo por el cual no se entiende que acabara casándose con una pécora de belleza escondida. Vamos, la más fea de la comarca cuando menos. Mora en un chalet céntrico y suele conducir un coche deportivo de gran cilindrada con el que llega siempre antes que nadie a todos los sitios. Cualquier día le conceden una medalla. Lo curioso es que jamás dice haber sido multado, a pesar que de todos es bien sabido que, amén de sus excesos de velocidad, acostumbra a llevar a media mañana un par de copazos de coñac en el cinto. No obstante, él presume de beber sin emborracharse y de comer sin engordar, lo que sugiere la posibilidad de que se trate de un ser de otro planeta ataviado con desagüe en lugar de aparato excretor.

Siempre acaba comprándose lo mismo que tú pero a mejor precio, alegando conocer a un amigo de un amigo que se lo trae directamente a él de fábrica. El enterao sabe de cualquier oficio y ha viajado a todos los rincones del universo, dando así consistencia a una tesis sobrenatural: es omnisciente y posee el don de la ubicuidad. Nunca calla, siempre tiene algo que decir y lo expone con vehemencia presidencial allá donde va para iluminar a cuantos mortales carecemos de sus dones divinos.

El enterao ha leído cuanto se ha publicado, escribe versos a la altura de Neruda, canta como un ruiseñor, baila como los ángeles, da consejos médicos rayanos con los de House y practica todos los deportes con mañas cuasi olímpicas. De hecho, si no lo han visto en Pekín 2008 es, y cito literalmente, “porque yo no he querido”.

En definitiva, a tenor de lo expuesto, podría concluirse que el enterao es una suerte de envidioso patológico, acomplejado crónico y mentiroso compulsivo. Pero se le quiere.

Almasy©



Hombres G. "Sufre Mamón"

6 comentarios:

guillermo dijo...

Que razón tienes Jaime, se me ocurre que te has olvidado del enterao de las carreras populares, ese ejemplar que no corre casi nunca más pero que sin embargo tiene mejores marcas que nadie pero que no estan publicadas por ningun lado.
Enhorabuena por tu blog y animo con tus historias.
Guiller y Marisa

Anónimo dijo...

Que bueno Jaime!! Buenisimo!! Haber si me paso mas a menudo por este sitio y leo un poquillo,jeje. Soy Ivan, tu primo de Benavides.

Anónimo dijo...

Cuanta razón tienes madre mía! que el mundo esta lleno de esta serie de "personajes" que saben más que nadie y que encima...no les puedes decir nada...pero bueno...al menos no hacen daño a nadie,que cuenten disparates o no, da lo mismo...
Un saludo y hasta mañana!




P.D:FELICIDADES Y ENORABUENA A...AMBOS NO? XD

Anónimo dijo...

Te felicito por este blog sobre "el enterao".Ente que se considera y presume de tener o lanza unos conocimientos,¿seán conocimientos?,generales sobre todos los acontecimientos que se dan en la sociedad y que corren cual liebres
Siempre mantienen que ejercen un papelazo en la sociedad.Son personajillos que lanzan el bulo, pero que nunca lo srgumentan.
Intrinsecamente es una persona, dices tú, que te cae simpática.A mi personalmente no me cae bien porque siempre quiere aparentar lo que en la realidad no lo ES.Cae simpático si no traiciona

Anónimo dijo...

Caricaura perfecta para ese personaje que es querido por muchos y odiado por otros tantos.Desgarrador, presumido,listillo,agorero, farsante.Señaló Esther

MARIBEL dijo...

¡Buenísimo! (como casi siempre). Increíble tu capacidad de observación y tu finura para plasmar esta realidad que todos sufrimos en alguna ocasión y que aguantamos con más o menos paciencia. En lo que no estoy de acuerdo en que se les quiere. Yo, si mi educación y mi civismo no me lo impidieran, les daría una patada en el culo y me quedaría mucho más a gusto que soportandolos hasta que ellos quieren, porque es verdad que ningún argumento los calla.
Un abrazo.

Publicar un comentario