jueves, 15 de mayo de 2008

27. Perdón


Dicen que rectificar es de sabios y este menda otra cosa no, pero los asuntos que atañen a la sabiduría se los toma muy en serio.

Así que hoy corresponde pedir perdón a cuantos ofendí, tarea que además se rumorea es terapéutica, de tal manera que mato dos pájaros de un tiro: “ensabiondarme” (dícese del que se vuelve sabiondo) y ahorrarme un pastón en loquero.

Te pido perdón a ti, compañer@, por esas ocasiones en las que entraste a verme al despacho y no fui capaz de apartar por un momento la vista del malnacido ordenador para mirarte a los ojos, como si lo que tuviera entre manos fuese la anhelada sentencia del Juicio Final.

Te ruego también, dependiente de autoservicio, perdones mi impaciencia aquella tarde de sábado en que te demoraste al atenderme y no fui especialmente amable contigo, como si de un asunto de vida o muerte se tratara la localización de una talla más de pantalón. ¡Si la culpa es solo mía por “enfocarme” (dícese del que se torna foca) y alcanzar ese punto en el que te planteas o adelgazar o pasar de la “L” a la “XL”! ¿Quién me mandaría quedarme con la segunda opción?

No puedo dejar de disculparme tampoco ante ese camarero de mi barrio que regenta el bareto al que acudo con cierta frecuencia en pos de mi pitanza con algunos camaradas. Sobre todo, ruego nos absuelvas por esos momentos postre-café en el que cada uno, como buenos hijos de diferentes padres y madres, te atosigamos con impertinentes demandas: “Café solo con hielo en vaso de caña”, “Café con leche fría en taza”, “Cortado con hielo y sacarina”, “Descafeinado de máquina con leche templada y dos de azúcar”…

Os ruego a vosotros teleoperadores/as, perdonéis la forma en que me cisqué (y me seguiré ciscando) en vuestros muertos una y mil veces mientras esperaba al aparato una solución que no teníais. ¡Con lo amables que fuisteis, si encima me poníais música con la que animar mi pérdida de tiempo y de pecunia desatados por el 902 de mis cojones!

A ti, conductora, por abusar de mi odioso claxon innecesariamente en aquella avenida atestada de semáforos y por arrancarme incluso con un comentario ciertamente machista más propio de mi bisabuelo que de un personaje con apenas 31 inviernos en el zurrón, al que, si no lo pare una hembra, no lo pare nadie.

A vos, amigo del alma, por todas esas veces en que no estuve a tu vera para abastecerte de kleenex con los que secar tus lágrimas y tus mocos (todo sea dicho) en cada mazazo que la vida te propinó.

A ti, amor de juventud, por no llamarte, o por llamarte tarde, o por no pronunciar las palabras que me apetecía regalarte y que esperabas salieran de mi boca. Te juro que todo fue por presumir de duro Casanova barato con los amigotes, por inexperiencia, por hacerme de rogar, por… ¡gilipollas!

A vosotros, padres, por constituirme en una auténtica hipoteca viviente que costeabais generosamente a pesar de que dejara mi cama sin hacer un día sí y otro también y además lo justificara cuasi filosóficamente (Madre: “¡Niño, haz la cama!”; Hijo, o sea, yo: “Anda, házmela tú, que no me apetece!”; Madre: “¡Hay que ver lo machista que me ha salido el nene!”; Hijo, o sea, yo: “No mamá, machista no, si me da igual que me la haga papá o mi hermano”.) ¿Era o no era pa´ pegarme media docena de bofetones a mano abierta? Era.

Almasy©



MADONNA: "Sorry"


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, nadie es perfecto/a, ¿no? todos nos equivocamos,lo primero es admitirlo. Además se aprende más de los errores que de los aciertos, así que eso implica que te hagas más grande pequeño Jaime (no me refiero a que superes la talla XL, aunque nunca se sabe XDXDXD). Un saludo piltrafilla ^^.

QMPilar dijo...

No parecen tan gordos tus pecados, desde el momento en que todos pecamos de lo mismo, y por tanto también habrá quien te deba alguna disculpa.
Bien es cierto que cuando uno se marca tantos objetivos a cumplir en una semana, acepta como condición sinecuanum andar un pelín estresadillo, y asume esos pequeños (o no tan pequeños) daños colaterales. Un beso

Anónimo dijo...

pedir perdon dignifica la persona y eso te honra

Anónimo dijo...

Te pido perdón, a sabiendas que no lo concedas.

Publicar un comentario