miércoles, 30 de diciembre de 2015

245. Alzheimer


Recuerdo cómo la esperaba en el parque. Siempre ansioso. Siempre puntual. Quedábamos en el último banco del paseo principal. Para los jubilados estaba demasiado lejos de la entrada y jamás lo ocupaban. Un majestuoso sauce llorón nos ofrecía sombra e intimidad. Recuerdo como si fuese ayer verla enfilar el pasillo de la izquierda, el más largo pero sin duda alguna el más discreto. Cada domingo con un vestido distinto. Nunca repetía. Se deslizaba por el empedrado liviana, fugaz. El cabello siempre al viento, reluciente como ninguno. No puedo quitarme de la cabeza los nervios que me invadían cuando se acercaba. Jamás cesaron, nunca me acostumbré con el tiempo. Me sudaban las manos y la garganta se me encogía. Con voz temblorosa acertaba a saludarla como si nos acabásemos de conocer. Sus risas transformaban mi torpeza habitual en un don con el que ella parecía disfrutar. Podría escribir de corrido todas y cada una de las historias que le conté. Podría detallar el momento exacto de cada una de sus carcajadas. De sus silencios. ¡Recuerdo tantas cosas pese a que dicen que me falla la memoria!


Almasy©


Los Tres Tenores: "Memory"

1 comentarios:

MARIBEL dijo...

Precioso. Enternecedor. Angustioso.
Dios nos libre.
Gracias por compartir con nosotros parte del penúltimo día de este año. Que tengas un muy feliz 2016.

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