Se comían a besos como si no
hubiera mañana. Parecía que se fueran a acabar y necesitasen acumular reservas
para tiempos difíciles. Nunca escatimaban, jamás se habrían perdonado el
dejarse uno solo por dar. Besos torpes al principio, apresurados, siempre en
escorzos imposibles que ni siquiera dejaban buen sabor de boca. Con el tiempo
fueron aprendiendo a coger distancia, a despegar y aterrizar en el lugar
adecuado, en el momento preciso. A calibrar humedades, a explorar cada rincón
de la superficie de su amante sin delimitar fronteras ni zonas de influencia.
Acordando que cada ápice de nueva tierra conquistada fuese declarada propiedad
comunal. Progresivamente con más pausa, ganando en confianza, afinando el gusto
hasta descubrir nuevos sabores, llegando incluso a reconocer la dirección en la
que soplaban todos y cada uno de los alientos que intercambiaban.
Almasy©
ED SHEERAN: "One"
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