domingo, 17 de marzo de 2013

205. No me doy por aludido



Dice uno de mis referentes personales en la actualidad que una de las claves para reaccionar cuando te hallas taciturno y cabizbajo es cabrearse, buscar la ira que reside escondida en tu interior y sacarla fuera en lo que vendría a ser un cagarse en todo lo que se menea. A diario hay cientos de motivos para ello, pero no siempre uno percibe las señales necesarias para desatar el cabreo de marras. La semana pasada al menos un asunto fue lo suficientemente poderoso como para tambalearme y provocar hoy estas líneas: la publicación de unos supuestos resultados sobre el pasado proceso de oposición al cuerpo de maestros en los que se denunciaba que numerosos aspirantes no habían sido capaces de superar una prueba con contenidos al alcance de rapaces de 12 primaveras.

Como ando algo desentrenado en esto de la escritura, no acierto a buscarle un hilo conductor medianamente ordenado a todas las reflexiones que me sobrevinieron tras leer la noticia, es más, considero que como parte de un cabreo no procede dicho ordenamiento, pues a nadie en su sano juicio se le ocurriría reflexionar friamente si cuando se cisca en los muertos de alguien primero procede llamarle "bobo" para luego ir in crescendo hasta rematar con un "eres un anormal de libro, fijo que tus padres eran hermanos". Simplemente estoy en condiciones de largar cual diarrea el conjunto de pensamientos, muchos de ellos aderezados con exabruptos, que rondan no ya mi cerebro sino mis intestinos, con la única intención de que abandonen definitivamente el cuerpo en el que habito a diario:

1. En la medida en que los opositores que cometieron semejantes errores no consiguieron la pertinente plaza de maestro, no se puede decir que estos estén mal formados -los maestros, aclaro-. En todo caso los aspirantes titulados en magisterio que suspendieron la prueba. 

2. Ya  me gustaría ver a mí los exámenes que superan los miembros de la consejería de educación que rigen los destinos de la formación de la comunidad en la que resido y por extensión los del ministerio de educación. ¡Ah, si no superan ninguno, coño! Si para ser político lo único que se precisa es no tener alguna deficiencia mental acreditada, o sea con papeles, por lo demás, que pase el siguiente que hay sitio, cargo y sobre. Sin ir más lejos nuestra insigne consejera Lucifi, ha firmado alguna de las paridas más espectaculares que se hayan podido pronunciar en materia educativa en los últimos años. De esas que le dejan a uno frío y hasta le provocarían la risa salvo por el pequeño matiz de que esta señora es mi jefa y no soporto que alguien que está por encima de mí y gana mucho más dinero que yo sea infinitamente más subnormal que un servidor.

3. En el análisis de estos resultados bien podríamos remontarnos mucho más allá y tal vez preguntarnos cómo esos opositores obtuvieron la titulación de magisterio, y la de bachillerato, y la de la ESO, y la de primaria, y la de infantil... y en definitiva cuestionarnos si el sistema educativo en su totalidad ha sido convenientemente gestionado por el bipartidismo imperante en esta casa de putas llamada España.

4. Dicen que el informe lo eleva la inspección educativa, curiosamente la misma en la que muchos de los cargos provienen de la dedocracia imperante y en la que, como en todas las casas, nos encontramos gente capaz -que sabe, resuelve, se ocupa y se preocupa- y otra no tanto -inútiles que no saben a tocino ni aunque los unten y que cuando los requieres para solucionarte alguna pepla del día a día practican un palmario Poncio Pilatos, vamos que se lavan las manos-. De hecho, no se si sabrá el común de los mortales que también en este organismo existen los interinos, en este caso denominados "inspectores accidentales", que a ellos les sonará bien sofisticado pero a mí me evoca más algún título cinematográfico americano de serie B rollo "Inspector por accidente", con pechos y risa floja por doquier.

5. Las cosas no son blancas ni negras muchas veces, sino grises con todos los tonos habidos y por haber. Así, he conocido docentes con experiencia pero sin oposición que han sido un referente para mí, otros con experiencia y con oposición sobre los que solo se me ha ocurrido pensar "llevas 30 años en la profesión y los 30 haciéndolo mal", a jóvenes sin experiencia y con oposición más verdes que una vara verde a los que la administración llama docentes pero que bien a gusto podrían haber sido mamporreros, a jóvenes sin oposición tan capaces y resolutivos como el que más, dispuestos a comerse el mundo si les dejamos, a profes de todas las edades que por sus circunstancias personales jamás se sacarán la plaza y sin embargo la categoría de Maestros se la han ganado a pulso con su ejemplo diario y no en virtud de un examen que es solo eso, un examen.

6. Y en hablando de exámenes, cabría preguntarse si uno de esas características puede considerarse como la condición sine qua non para convertirse en un docente de garantías. De hecho, salvo en lo que a cuestiones de ortografía y redacción se refiere, yo más que un examen me atrevería a decir que a lo que se han sometido estos opositores es a un concurso de trivial similar a los que yo practico en fin de año con mi familia. ¿Qué examinamos pues? ¿Son acertados los modelos y contenidos que proponemos? Pienso en mí, sin ir más lejos, un ser dotado de una memoria regular tirando a deficiente que no me ha impedido convertirme en licenciado en historia, historiador -he ejercido como tal y a mi manera sigo ejerciendo- y profesor de historia, geografía y arte. Y no me pregunten quién fue el rey de Dinamarca en el siglo XII ni que les cite tres escritos de Heródoto porque lo tendría que buscar; pero es que una cosa es tener buena memoria y otra bien distinta saber historia. Existen multitud de cosas que no sé, pero sí sé cómo saberlas, comprenderlas y cómo hacer que otros las sepan, las comprendan y hasta se apasionen si se descuidan. De igual modo que un buen médico bien puede ser obeso, un magnífico mecánico conducir una tartana renqueante de segunda mano con apuros para superar la ITV y un estupendo cantante de ópera fumar como un carretero antes de salir a escena para marcarse un aria de toma pan y moja.

7. Por último y dedicado al conjunto de medios de desinformación del país que se han hecho eco de la noticia bailándole el agua a la fuente desde la que se generó: me cago en la reputa madre que os parió.

Almasy©


HAMLET: "Irracional"