Al
amanecer vendrán a por nosotros. ¿Me oyes, Pucho? Y habrá que estar preparados.
Ellos vendrán preparados. Sin duda se presentarán con sus pistolones largos y
su maleta de odios. Querrán sorprendernos. Pensarán que somos como esos
holgazanes que duermen hasta el mediodía. No se esperan que el primer rayo del
sol también nos pertenece. O bien creerán que como somos hombres decentes no
nos defenderemos. Que podrán pasarnos por encima sin que presentemos batalla.
Pero se equivocan, Pucho, se equivocan. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí,
tener lo que tenemos. Una buena mujer, lindos hijos, nuestro pedacito de tierra
y un hogar al que deseamos regresar cada noche. Pensarán que pueden
arrebatárnoslo de un plumazo. Que somos como esas moscas estúpidas que se posan
delante de la mano de su asesino. Estarán convencidos de que agacharemos la
cabeza y les abriremos la puerta para que tomen lo que no se ganaron con el
sudor de su frente. ¿Me oyes, Pucho? Pero se equivocan, vaya si se equivocan.
¿O acaso tú no estás dispuesto a pararlos? ¿No te ves capaz de acabar con
ellos? ¿De disparar a sus estómagos para que se desangren lentamente? ¿De
estrangular sus cuellos hasta extinguir su aliento? ¡Claro que puedes, Pucho!
Solo tienes que pensar en lo que tienes, en lo que amas y decidir si quieres
conservarlo o prefieres dejar que se te escape de las manos. ¿Serías capaz?
¿Serías capaz de ceder sin más? Porque yo no, ¿me oyes? Yo he llorado demasiado
como para dejar que todo lo que me gané a pulso, mañana se evapore porque esos
hijos de mil zorras lo hayan decidido azarosamente. Podrían haber sido otros,
pero nos eligieron a nosotros. Para ellos es un simple juego; pero para
nosotros no. Sí, ya sé, Pucho, me
dirás que para ellos es pura rutina y que nosotros somos hombres de paz, y no
te falta razón. Nunca imaginamos que este momento podría llegar. Seguimos las
leyes, obedecemos el código, trabajamos honradamente. Pero el momento está por
llegar en unas horas y yo no pienso quedarme quieto. Tienes que ser optimista,
Pucho. No siempre ganan los malos. De hecho mi papá me decía que todo hijo de
puta pasa alguna vez delante de la escopeta. Solo tenemos que ser nosotros los
que la amarremos fuerte y apretemos el gatillo. Sin titubeos, sin
remordimientos. Todo el cargador en su barriga. Con los ojos abiertos, para que
antes de irse al otro barrio vean el rostro del hombre que les quita la vida.
¿Entendiste Pucho? ¡Los ojos bien abiertos ante todo!
Almasy©
PEARL JAM: "Animal"
1 comentarios:
Muy bueno forastero
Publicar un comentario