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Era
zurdo, pero por alguna extraña razón le gustaba agarrar la taza con la derecha.
Esa noche, tras un difícil día, aproximó su mano hacia ella con cierta desgana, sin reunir el brío necesario para aguantarla todo el trayecto que la separaba de su boca. La astenia que
gobernó la acción le hizo perder el contacto con el minúsculo asidero de la
taza. Esta se precipitó por los aires violentamente, ávida de toparse con
tierra firme. Saltó en decenas de pedazos de todos los tamaños y formas.
Lastimero, maldijo su flojera y se abalanzó sobre el fragmento de mayor
tamaño. Su inquieto pulso le jugó una mala pasada. Un corte limpio en la muñeca
motivó un considerable borbotón de sangre. Sin tiempo para alcanzar algo que
detuviese la hemorragia un súbito apagón de luces se apoderó de la cocina. Con torpeza se dirigió hacia los interruptores. Clic. Clic. Sin éxito. De vuelta a
la escena del crimen dejó salir un par de exabruptos. Los fragmentos más
pequeños se habían clavado en sus pies descalzos. El último le provocó un
espasmo casi instintivo que le hizo caer hacia atrás. Su yugular conoció
entonces al pedazo más afilado. Clic. Clic. Con éxito.
Almasy©
GRUPO ENCANTO: "Soy una taza"
1 comentarios:
Murphy elevado a la enésima potencia ¿no?
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