miércoles, 29 de octubre de 2008

46. Ante la crisis: ¡CARPE DIEM!


Resulta que me cuenta un amigo mío de esos con horario laboral a capricho – vamos, un autónomo – que a principios de esta semana se desplaza hasta su IKEA más próximo a fin de adquirir uno de esos muebles montafácil que finalmente te llevan toda una tarde y parte de una mañana. Me narra que se persona apenas recién abierto el recinto por eso de ahorrarse aglomeraciones, mas cual sería su sorpresa cuando vislumbra riadas de gente atropelladas en pasillos y línea de cajas. “Joder con la crisis, si era lunes y había que esperar”, que decía Sabina.

El caso es que la anécdota ve viene al pelo para reflexionar sobre la supuesta crisis económica que se cierne sobre nosotros. E incido en lo de supuesta porque a pesar de que nos machaquen el melón a diario con lo mal que están las cosas, yo personalmente sigo viendo los centros comerciales llenos. Y podríamos pensar que la gente va de visita, a darse un mero garbeo, pero lo cierto es que seguimos consumiendo que da gusto vernos. Precisamente esta misma semana le ha tocado indefectiblemente al que suscribe personarse en el Decathlon el sábado al mediodía y si mi colega se asustó con la manada de peña el lunes, yo ni les cuento. Todos como borregos agolpados en colas infinitas suspirando frases como “Esto está petado”, “Menudo agobio”, “Joder, y eso que hay crisis”. ¡Coño pues haberte quedado en casa rico, que sabías a lo que venías! No obstante, si lo piensas fríamente es para mear y no echar gota esto de la sociedad de consumo: esperar para pagar, para ser cobrado, para ver reducirse tu poder adquisitivo. ¡Manda huevos!

Pero en fin, cada cual con su dinero hace lo que le place, que para eso lo ha ganado honrada o corruptamente, faltaría más. Y precisamente el gasto desmedido es lo que personalmente les recomiendo en estos momentos de recesión. Abandonemos definitivamente nuestra devoción por la Virgen del Puño Cerrado y hagamos uso de una vez por todas del único servicio que puede ofrecernos el dinero: gastarlo. Olvídense de ahorrar, de amortizar, de reducir la letra de la hipoteca o el tiempo de pago y aboguen por el lema renacentista: CARPE DIEM. Deshagan el doble forro de su ajado colchón y saquen hasta el último céntimo de su cuenta de ahorros para ponerlo en circulación con el exclusivo fin de disfrutar hedonistamente hasta la extenuación. Adquieran ese deportivo que siempre soñaron conducir y cálcense una comilona de las que te disparan el colesterol por las nubes en ese restaurante del que tanto les hablaron. No lo duden: saquen a pasear ese manirroto que todos llevamos dentro, dilapiden, que mañana nos atropella un mascachapas o se nos estrella un meteorito y sería muy triste que nos sorprendiera con el buche vacío. De veras, háganme caso y sigan mi suicida recomendación, que en cualquier momento peta esto y los billeticos que guardan dobladines en la faltriquera valen lo mismo que los del Monopoly. Espúrranse pues damas y caballeros, vivan el momento tendiendo al desmelene y olvídense de una vez por todas del Euribor, de Solbes, del Banco Central Europeo, del IBEX 35 y de la madre que los parió a todos ellos. He dicho.

Almasy©


JOAQUÍN SABINA: “Como te digo una co te digo la o


jueves, 23 de octubre de 2008

45. Amas de Casa

Aunque estoy lejos de que me nombren amo de casa del año, no han faltado en mi vida veces en las que me puesto seriamente manos a la obra con la limpieza del hogar. No demasiadas, es verdad, pero al menos las suficientes para saber cuán esclavo y poco agradecido resulta eso de dedicarse a sus labores. El término en sí se las trae ¿no creen?, pues si solo fueran las labores propias del ama de casa las que esta afronta tendría un pase; pero lo cierto es que las sufridoras domésticas curran de lo lindo para todos los que moran en el habitáculo sin recibir una recompensa que se corresponda dignamente con sus enormes sacrificios.

Pero lo que resulta ya de traca es que en las estadísticas oficiales a estas heroínas, y hablo en femenino porque siguen siendo preferentemente mujeres las que desempeñan esta labor oscura, se les considere población inactiva. ¡Si no paran las jodías! Abogo pues solemnemente por idear un término que las saque de esta farsa de la inactividad, ya que de todos es bien sabido que pocos trabajos requieren tanto esfuerzo y dedicación como el de un ama de casa. Eso sí, los cálculos de algunas revistas en materia de calorías quemadas realizando tareas del hogar son absolutamente falsos, pues de cumplirse a mi señora madre ya ni se la vería de lo sílfide que se habría quedado.

Y sobre aquellas que comparten la doble condición de currantas y amas de casa no tengo palabras. ¡Extraterrestres! ¡Suicidas! ¡Masoquistas! ¿No queríais caldo?, pues tomad dos cacetadas. Porque lo de la liberación de la mujer ha sido una milonga que no ha hecho sino triplicar la cuota de responsabilidad de las féminas: madres, esposas y trabajadoras. ¡Casi na´ pal duro!

Por poner un solo reparo a las amas de casa es que algunas de ellas, pobrecitas mías, se han entregado tanto a su rol que se han acabado convirtiendo en una pequeñas dictadoras de sus dominios. Tal es así que cuando a alguno le da por arrimar el hombro, léase cocinar, vigilan cada uno de sus pasos cuasi inquisitorialmente no sea que te deslices medio pelo. “Pica las patatas más pequeñas”, “Esa sartén no”, “No eches tanta aceite”, “Cuidado no salpiques”, “Cuaja la tortilla bien”, “Pasa la bayeta a la placa antes de que se solidifique la grasa”. Sin embargo, se lo perdonamos, faltaría más, porque a muchas, probablemente a la mayoría, las hemos confinado entre cuatro paredes y han concluido creyéndose que solo valen para “eso”. ¡Ni por asomo! Y aunque así fuera, es que “eso”, oiga usted, es la rehostia y el que diga lo contrario miente cual marrajo barriobajero. De hecho, a tenor de lo expuesto, resuelvo proponer un sincero homenaje para todas las amas de casa del mundo mundial. Por su labor a la sombra, en incontables ocasiones ni agradecida ni pagada, que nos ha permitido a muchos otros desarrollar nuestras carreras despreocupándonos de labor doméstica alguna. Y las cosas, créanme, no se hacen por sí solas ni por arte de birlibirloque. Y si no me creen prueben a fregar los baños cerrando los ojos y concentrándose; ya verán qué relucientes quedan. ¡Relucientes de mierda!

En definitiva: ¡Grandes, más que grandes sois! ¡Palmario ejemplo de entrega incondicional! ¡Qué coño un homenaje! ¡Un monumento como una catedral y una fiesta nacional que conmemore a todas esas imprescindibles olvidadas! ¡Que viva mucho y bien la madre que os parió, bonitas!

Almasy©




PASTORA: Cuanta vida



viernes, 17 de octubre de 2008

44. SUPERNEIRA

No me he referido antes a la agresión sufrida por el profesor Neira cuando acudió al socorro de una mujer maltratada porque necesitaba cierto tiempo y perspectiva para escupir por esta boquita. Pensaba que cuando lo hiciera estaría más sereno y podría emitir un juicio más cabal; pero lo cierto es que estoy igual o peor que al principio y ya no puedo esperar ni un minuto más sin pronunciarme sobre el tema. Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre su acto heroico, sobre el matón que le propinó la paliza y sobre la pécora a la que asistió. Es más, esta última ha peregrinado por programas de televisión varios como el Tío Vivo de Tela Hinco sacando tajada de un asunto que, no nos olvidemos, ha concluido con el superhéroe postrado debatiéndose entre la vida y la muerte.

Por poner un poco de orden y concierto a la avalancha de pensamientos que me sobrevienen me van a permitir – y si no lo hacen les va a dar igual – que los refiera mediante los siguientes titulares:

El agredido: a algunos, tal vez a demasiados, se les ha olvidado que este es el más importante. En primer término por él mismo y en segundo lugar por la familia que puede dejar atrás si no le llegan buenas cartas para salir de esta mano. Porque manda huevos que acudas al auxilio de alguien y termines en la cama de un hospital visitado por el temido “Mr. Coma”. Y ayer le dieron la medalla al mérito de no sé qué y pasado le concederán la del no sé cuál – esperemos que no sea una a título póstumo ­–, pero el caso es que él está harto jodido mientras que su agresor come de caliente en la cárcel y la auxiliada se pasea cual mercenaria por un programa de televisión y otro también. Y no sé a ustedes, pero a mí eso me enciende y saca lo peor que llevo dentro. Me atrevería a afirmar incluso que despierta al pequeño dictador que todos portamos en nuestro interior: “Si me dejaran a mí solucionarlo…” Además, aviva la odiosa tendencia de que siempre que presenciemos algún incidente de este tipo miremos para otro lado y apuremos el paso no sea que nos vaya a tocar a nosotros la china. Porque insisto en que, si bien ahora el pobre Neira ha sido elevado a la categoría de héroe, como mínimo precisa de un millón de tubos para poder respirar. Y eso lo saben hasta los negritos del Paraguay.

El agresor: su acción confirma que, a diferencia de las películas, en la vida real suelen ganar los malos cuando no todas las veces, al menos la mayoría. Para más inri, ahora alegará que estaba drogado o enajenado y entre patatín y patatán le saldrá baratita la broma. Además, si le da en prisión por estudiar un ciclo de Formación Profesional de grado medio o hacer un cursillo de papiroflexia on-line, le rebajarán la pena entre seis u ocho años, para finalmente abandonar el talego casi sin que las primeras canas le hayan asomado en el cogote.

La auxiliada: resulta que ahora nos viene con que no la estaban agrediendo y que el tal Neira es un entrometido que fue a oler en un entierro para el que no había comprado cirios pascuales. “Total, si me estaba calzando un par de hostias mi novio era porque seguramente me las merecía”, le ha faltado manifestar. No contenta con eso se ha embolsado una talegada buena por ir a contar su mierda y encima tenemos que oír a algún lerdo manifestar que la pobre no está bien y que necesita asistencia psiquiátrica para superar el trance. ¡Mis cojones treinta y tres! ¿A que para engordar su cuenta corriente no estaba tan mal la criaturita? Seguro que le ha causado un stress de aquí te espero lo de ver sumarse cifras a esgaya en su libretica de ahorros.

La prensa: algunos medios, en su línea de lucrarse con las miserias y penurias de los demás, han tirado de chequera y han pagado generosamente a la susodicha para que diera su versión de los hechos. Además, no pocos fatos de la profesión han recurrido a la siempre manida coletilla de que están informando sobre lo que interesa y por supuesto de que afortunadamente existe libertad de expresión en este país. Y la gente como somos gilipollas y además nos va la marcha y el morbo, pues a tragar lo que nos echen o lo que nos merecemos, nunca se sabe.

Finalmente, no nos queda otra que esperar anhelantes la pronta recuperación del profesor, el cual cada vez es menos noticia en esta sociedad globalizada en la que ni la peor de las catástrofes del mundo mundial se mantiene en antena mucho más allá de una semana. Si ya lo decía Machado: Todo pasa y todo queda; pero al fin y a la postre, mal que nos pese y aunque nos empeñemos, lo nuestro es pasar. ¡Qué boldre!

Almasy©

Serrat & Sabina: “Cantares”